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Actualizado: 8 de junio de 2025


La telaraña es un regalo de Dios, que vela por nuestra salud. Tamiza el aire, le quita los malos bicharracos que dan las enfermedades, se come a los microbios y demás insectos...

Empezó á registrarse lo mismo que ella, aunque tenía la certeza de que la rebusca era inútil. De pronto sonrió triunfante. Toma el alfiler. Era el de su corbata; una perla famosa, muy admirada por las mujeres, y que no había querido dar nunca, por ser regalo de la princesa Lubimoff. Tuvo que encargarse él mismo de arreglar la rotura de la espalda, suspirando de angustia.

Febrer bromeó sobre su próxima ida al Seminario. Pensaba hacerle un regalo, pero un regalo extraordinario, como él no podía imaginárselo, y al lado del cual nada valdría el cuchillo. Sus ojos, al decir esto, miraban la escopeta colgada del muro.

«La mortaja de fina holanda la bordaron las señoras Micaelas, y es regalo de doña Bárbara. Escultura soberbia... y es de movimiento, porque le clavamos en la cruz o le descendemos según conviene». Y como el caballero no le dijese nada, Plácido se alejó rezando entre dientes.

Halló Montaner con el Infante seguridad en el puerto, regalo en lo que se les dió para su sustento, con solo haber ayudado antes al Genovés, aunque fué con su mismo interés y provecho. Pasa el ejército á Macedonia.

Y Aquiles se levantó, y con sus brazos alzó del suelo a Príamo; y mandó que bañaran de ungüentos olorosos el cadáver de Héctor, y que lo vistiesen con una de las túnicas del gran tesoro que le traía de regalo Príamo; y por la noche comió carne y bebió vino con Príamo, que se fue a acostar por primera vez, porque tenía los ojos pesados.

No se hizo este regalo, nuestra ama, pa la boca de los probes. Ni sabemos gustarlo, ni sabemos estimarlo. Pero ya no nos moriremos sin probar cómo sabe el vino de los ricos.

¿No me la habías visto? dijo con mucha naturalidad Currita . Me la regaló la reina el último día de mi santo.

Pues digo que traigas para ella del de a cuatro reales, que sin duda le sabrá a gloria: yo dudo que en su casa cate ella otra cosa que el de tres... Estoy pensando en el regalo que tenemos que hacer al médico, y en eso se nos van a ir todos nuestros ahorros. Y gracias que no me traiga acá un oculista, que si lo llega a traer, apaga y vámonos.

Maximina sacó del bolsillo un crucifijo de plata pendiente de un cordón y se lo entregó ruborizada diciendo: Este crucifijo me lo regaló la hermana San Sulpicio el día de su santo: lo traigo colgado al pecho hace tres años sin quitarlo jamás... Miguel se lo arrebató con alegría. Precisamente iba yo a pedirte una medallita para colgar al cuello. ¡Cuánto me alegro que te hayas anticipado!

Palabra del Dia

rigoleto

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