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Entonces serías la refulgente estrella, Que iluminases pura la fatigosa huella Que el hombre en este mundo tiene que atravesar; Entonces serías el sol de mi existencia, Entonces estasiado de amor en tu presencia De amor entre tus brazos quisiera yo espirar. Entonces por tus gracias celestes inspirado La lira del poeta pulsára entusiasmado Y á te dedicára mis cánticos de amor.

Cuando la reina, su soberbia frente Quiere adornar con joya refulgente, De precio sin igual, Le dice al pescador: «Baja á los mares, Y róbale á sus genios tutelares La perla de sus urnas de cristal.» Y el pescador con ánimo sereno Del mar se precipita al hondo seno... ¡Al sepulcro talvez! Y por las frias ondas arrastrado Arranca su tesoro al mar airado, Que lleva de su reina ante los piés.

Una claridad interior iluminaba su mente, beatificándola; y parecía que, trasminando a lo exterior, irradiaba en su semblante y prestaba a su hermosísimo cuerpo mayor beldad que nunca. Así como los campos se cubren de lozanía al llegar la primavera, así como el cielo se tiñe de púrpura y oro cuando el sol va a salir, así doña Luz se mostraba entonces más gallarda y refulgente.

Ya fundido todo, he desechado la escoria por los bríos de mi virtud crítica, y he guardado sólo el metal limpio y puro. Por último, por otra virtud plasmante que hay en he vaciado ese metal como en un molde, y he sacado a la luz el refulgente y completo sistema de la antigua sabiduría. Los pueblos del Norte acabaron ya con el imperio de Occidente. El imperio de Oriente sucumbirá también.

La abundancia de hojas en lo más alto de las plantas formaba verde toldo, por el cual se filtraba tamizada y tenue la lumbre solar, mitigando sus ardores y formando caprichosos cambiantes de refulgente claridad y de sombra apacible. El kokila y otras aves cantoras entonaban sus trinos y gorjeos.

Los caballos, magníficos; vistosos, los arreos. Los rayos del sol refulgente herían el bruñido acero de las armas, las joyas, los metales preciosos y los áureos bordados, deslumbrando todo la vista con fúlgidos destellos. El Rey llevaba aquel día el bonete y el estoque de honor, que le había regalado el Padre Santo y que sólo sacaba en las más solemnes ocasiones.

Por de pronto, a me ha desairado no aceptando mis barquillos.... Mira, te convido a lo que quieras, a dulces, a jerez... pero con una condición. Amparo enrollaba las puntas del pañuelo sin dejar de mirar de reojo a su interlocutor. No era lerda, y recelaba que se estuviesen burlando; sin embargo, le agradaba oír aquella voz y mirar aquel uniforme refulgente. ¿Aceptas la condición?

En la epopeya de la patria esclava, fuíste fuerza motriz, luz refulgente, formidable turbión, tempestad brava, que hízonos respirar el libre ambiente. Cuando pedía sangre nuestra aurora, y ayes de muerte hendían el espacio, armaste con tu idea salvadora el brazo vengador de Bonifacio...

Y era porque su mente se adormia Sobre la almohada de la eterna , Y era que el desterrado sonreia Al estampar sobre su patria el pié. Y al apagarse en su fulgor naciente La purísima aurora de su edad, Brilló sobre su tumba, refulgente, La aurora de la inmensa eternidad.

Sol de Mayo, que entonces refulgente Suspendido por Dios en el oriente Alumbraste la gran Revolucion, Al fecundar su universal semilla Hoy te doblan humildes la rodilla Los nietos de esa audaz generacion.