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Actualizado: 5 de septiembre de 2025


Cuando no existían aún los hombres maduros del presente, se refugiaron los dos en esta felicidad mediocre, en este aislamiento egoísta soñado durante largos años de trabajo: una casita rodeada de flores, con algunos árboles; un gallinero para ella, un pedazo de tierra para él, aficionado al cultivo de legumbres.

Una semana mas tarde, á 11 de Octubre, el teniente coronel Campo Elias reunia algunas fuerzas á los mil fusileros con que, conforme á las órdenes de Bolívar, habia salido de Coro; y habiendo allegado hasta 1.200 caballos, puesto á las órdenes de Miguel Ustáriz, alcanzaba una espléndida victoria en el sitio de Mosquitero sobre los 2.000 ginetes y 500 peones que mandaban Bóves y Morales, quienes, acompañados de solo treinta hombres de caballeria, se refugiaron en Guayabal, sobre la izquierda del Apure.

Está situada contra el muro del norte, y es la tercera á la izquierda entrando por la puerta de las Palmas. Se ignora en qué época fué fundada . A esta humilde capilla se refugiaron en 1842, mediante la buena obra de un prebendado piadoso, las devotas imágenes que habian estado en las calles siglos enteros atestiguando como pública profesion de el antiguo catolicismo de Córdoba.

Echaron los dos a correr. Sonaron varios tiros. Ambos llegaron ilesos al cementerio. De aquí ganaron pronto el camino de Logroño. Ya fuera de peligro, miraron hacia atrás. El pañuelo seguía en la muralla ondeando al viento. Briones y sus amigos recibieron a Martín y a Bautista como a héroes. Al día siguiente, los carlistas abandonaron Laguardia y se refugiaron en Peñacerrada.

Los que escaparon de este estrago, se refugiaron al cacique Taberé, en su pueblo, llamado Hieruquizaba, 40 leguas de Acaraiba: no pudimos seguirlos, porque iban quemando y robando por donde pasaban, quitando todo el bastimento y comida. Estuvimos cuatro dias en Acaraiba, reparándonos del trabajo, y curando los heridos.

Con esta paleta envió por el aire unas cuantas masas de agua, que vinieron á desplomarse algunos metros más allá, sobre los grandes cañones y todos los que se movían en torno á ellos. Momaren huyó con sus profesores, perseguido por el enorme diluvio, y hasta las amazonas más dispuestas á morir se refugiaron detrás de las piezas de artillería y de los armones chorreantes.

En Amezqueta entraron en la posada próxima al juego de pelota. Llovía, hacía frío y se refugiaron al lado de la lumbre. Había entre los reunidos en la venta un campesino chusco, que se puso a contar historias. El campesino, al entrar otros dos en la cocina, sacó su gran pañuelo a cuadros y comenzó a dar con él en las mesas y en las sillas, como si estuviera espantando moscas.

Los carlistas atacaron el pueblo, los nacionales se refugiaron en la torre de la iglesia, y entonces aquéllos la incendiaron: un nacional que se descolgó por una ventana, pudo correr al caer a tierra, pero le vio el prior y comenzó a gritar: ¡a ese conejo que se escapa! ¡cazarle! y le mataron. Por supuesto, que el tal prior era una fiera.

En aquella gran devastacion los habitantes de la campiña se refugiaron en Córdoba con lo que pudieron salvar de sus haciendas, huyendo la furia de aquel animado torbellino, y hubo de resultas hambre en la ciudad.

Palabra del Dia

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