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Actualizado: 12 de julio de 2025


En España hay la costumbre de establecer un piano en cada gran café para amenizar el pasatiempo; y todo el que va a uno de esos lugares, donde la democracia absoluta no degenera en desórdenes, pasa cuatro ó cinco horas en tertulia sin dejar refrescar el asiento. El pueblo español, en su mejor sociedad, se congrega en la iglesia, la plaza de toros y el café.

Tenéis, y muy bien ganados, cuantos lauros puede conquistar un hombre y hora es ya de que descanséis. Escudero, decid á vuestro amo que es muy bienvenido á mi corte, y que si gusta de tomar algún descanso y refrescar en mi compañía antes de la justa, pronto estoy á obsequiarle. Perdonad, señor, no puede beber con Vuestra Alteza. Que designe, pues, al caballero de su elección.

A las dos de la mañana se fueron 4 reses, que rompieron los lazos con que estaban atadas. Al amanecer mandè la chalupa á cortar palos para hacer un corral, y ensillè caballo para campear las vacas; hallé el rastro, y lo seguí campo adentro, hasta que advertì el caballo algo pesado: me apeè dej ndolo refrescar, y me fuí á bordo las tres de la tarde.

Vea usted ahora cómo no andaba descaminado al afirmar que tal vez necesitase usted refrescar el corazón o, lo que es igual, aligerarlo de alguna impresión demasiado punzante. ¡Ay Dios, qué pesado! dijo la señorita de Mory en voz baja; y en alta voz repuso : Pues se equivoca usted de medio a medio, Isidorito; nada me pincha ni me punza por ahora. Permítame usted que lo dude.

Y como no le hacían caso, y se reían de ella y hasta la dejaban sola, para correr por la casa y refrescar y tocar el piano y cantar, toda vez que ella misma confesaba que no le dolía nada, se tiraba la dama encinta de los pelos, insultaba medio en broma, medio en veras, a sus amigas y amigos llamándolos verdugos, y proponiéndoles que pariesen por ella y que verían.

Brutos y personas permanecen allí arriba durante cinco o seis meses, alojados al sereno, con hierba hasta la altura del vientre; después, cuando el otoño empieza a refrescar la atmósfera, vuelven a bajar a la masía, y vuelta a rumiar burguesmente los grises altozanos perfumados por el romero. Quedábamos en que ayer tarde regresaban los rebaños.

¡Todas las reivindicaciones de la justicia, todas las venganzas de la tierra no harán revivir un solo cabello de mi madre, refrescar una sonrisa en los labios de mi hermano! Que duerman en paz... ¿Qué he de sacar aun cuando me vengase? Evitar que otros sufran lo que usted ha sufrido, que en lo futuro haya hijos asesinados y madres forzadas á la locura.

Al decir que tal vez necesitase usted refrescar el corazón quería indicar que acaso convendría que usted desterrase de él ciertas preocupaciones de carácter amoroso que algunas veces lo suelen alterar. No tengo esas preocupaciones que usted dice, ni pienso en tenerlas, por ahora, Dios mediante respondió la señorita con el mismo gesto desabrido y dirigiéndose siempre a Rosario.

Tal vez necesite usted refrescar el corazón, señorita se aventuró a decir Isidorito con el rostro espantosamente contraído por una sonrisa. No sabía yo que se despachasen también en la botica refrescos para el corazón repuso la joven con gesto desdeñoso, dirigiendo sus palabras a Rosario. ¡Oh! no, señorita; en la botica no.

No habían pagado los dos últimos meses de inquilinato al señor Vicente; debían en varias tiendas de la calle; él tendría que renunciar a la peseta que le daba de vez en cuando para tabaco, a los banquetes de «juventud», a aquellos gastos que consideraba necesarios para «hacerse ver», para «refrescar» el nombre literario.

Palabra del Dia

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