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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Bajó, volvió a subir, y en aquel viaje anheloso, semejante al de la liebre perseguida, vio morir al Hermano Sancho, el que acompañaba a Gracián en sus paseos y excursiones, y al Hermano coadjutor Ostolazo, que pereció en el patio y fue arrastrado a la calle por las mujeres. El pánico horrible redoblaba las fuerzas del macarrónico para correr.
Antes de llegar a la iglesia, Gallardo encontró en la estrecha calle por donde iba a marchar la procesión la compañía de los «judíos», la tropa de los «armados», fieros sayones que, impacientes por mostrar su guerrera disciplina, marcaban el paso sin moverse del sitio, al compás de un tambor que redoblaba sin cansarse.
Porque no era el traspunte vulgar que con cinco minutos de antelación recorre los cuartos de los actores gritando: «Don José; va V. a salir Señorita Clotilde; cuando V. guste». Ni por pienso: Antoñico tenía en su cabeza todos los pormenores indispensables para el buen orden de la representación; dirigía la tramoya con una precisión admirable, daba oportunos consejos al mueblista, hacía bajar el telón sin retrasarse ni adelantarse jamás; cuando había necesidad de sonar cascabeles para imitar el ruido de un coche, él los sonaba; si de tocar un pito, él lo tocaba, y hasta redoblaba el tambor con asombrosa destreza apagando el ruido para hacer creer al espectador que la tropa se iba alejando.
Esta, a quien impresionaba vivamente la fidelidad de Rivera a su esposa muerta, se ponía grave y redoblaba sus atenciones cariñosas hacia aquel buen amigo. Un día le dijo muy bajito metiéndole la boca por el oído: Si es niña, se llamará Maximina. Miguel le apretó la mano fuertemente y volvió la cabeza para ocultar su emoción. Así trascurrieron dos meses más.
Había instantes en que experimentaba tristeza mirándose convertido en agente de la notoriedad ajena; pero luego, considerando que así se hacía útil, quizá necesario, al dueño de la mujer amada, y que cuanto más le favoreciese más se acercaba a ella, redoblaba su actividad y hacía prodigios para aguzar el ingenio.
Algo le hacía, de seguro, la mano oculta que alimentaba las lámparas de los cielos, porque, a medida que me alejaba de él, puesto que descendía, redoblaba su fuerza penetrante. No es posible formarse idea de esos calores sin haberlos sufrido; las rocas parecen inflamadas, la tierra enrojecida calienta el aire que abrasa la cara, irrita los ojos, turba el cerebro.
A nadie encontraba ya propicio para secundar sus proyectos de recreo. En vano redoblaba su actividad para traer al teatro compañías de verso o zarzuela. Todas quebraban al poco tiempo. Porque predominando en las funciones el elemento del Saloncillo, ya se sabía que los del Camarote se retiraban, y viceversa.
Allí estaba el problema moral, cuya solución habría aclarado el misterio judicial. Y la curiosidad de Ferpierre crecía, la atención que prestaba a las confesiones de la muerta se redoblaba. «¡Qué desastre para una madre, tener que despreciar a su propio hijo, al vivo fruto de sus entrañas, a la mejor parte de su ser! »La desgracia de la vida consiste en la idea de la felicidad.
Con gran desesperación de Fernando, Isabel redoblaba sus instancias por abrazar la vida religiosa. Había entrado como novicia en el convento de Santa Cruz, y deseaba ardientemente que llegase el momento de pronunciar sus votos.
Entonces, y como la atracción que le impulsaba hacia el cadáver era más poderosa á medida que se acercaba á él viendo que por codos no podía abrirse paso, dió á gritar de una manera desentonada: ¡Dejadme, dejadme pasar, por Dios! ¡quiero verla! ¿no oís que quiero verla antes de que se la lleven? ¡Dejadme pasar! Y redoblaba sus gritos.
Palabra del Dia
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