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Actualizado: 12 de junio de 2025
El plano de este recinto era un rectángulo de lados desiguales.
Salió de la tienda Uceda y necesitó esperarla cerca de media hora paseando por la muralla. Al fin llegó y echaron á andar emparejados. Era ya noche completa: los faroles de la ciudad estaban encendidos. El mar rugía sordamente, batiendo su recinto amurallado. Y cuando venga la gente de la reunión ¿qué les dirá el chico? preguntó Manolo. Que me dolía la cabeza y estoy en mi cuarto durmiendo.
De una de estas tapias sale un brazo de agua sonora y reluciente, que con su eterno murmullo presta no sé qué plácida melancolía á aquel sosegado recinto. La hiedra y el agua, con su perdurable existencia, parecían encargadas de perpetuar las huérfanas memorias de tantas grandezas extinguidas.
Cada patio tiene en el centro una preciosa fuente de mármol con surtidores que refrescan el aire, y en todo el recinto se ven grandes jarras de gaspe, de porcelana, etc., conteniendo arbustos delicados, macetas de jazmines, rosas y claveles, naranjillos en flor, enredaderas ó parásitas, que embalsaman aquella atmósfera embriagadora.
El santuario es un pequeño recinto heptágono con pavimento de mármol blanco, zócalo formado por siete grandes tableros de lo mismo, arquería ornamental, y bóveda tambien de mármol, labrada de una sola pieza en figura de concha, orillada de una elegante moldura.
Si dirigíamos los ojos hácia la izquierda, también por esta parte continuaba el recinto de las murallas hasta llegar á la Puerta de Triana, enfrente de la cual, y á la otra margen del rio, veíase la mole del castillo de San Jorge, asiento del Tribunal establecido contra la herética pravedad en los reinos de España, cuyos torreones semejaban negros gigantes mirando amenazadores hacia el arrabal y la ciudad, al par que reflejaban sus sombrios contornos en las ondas del caudaloso rio.
Mas hete aquí que con tanto ir y venir, pasar y rozarse los ministros de Belcebú en aquel no muy amplio recinto, una tea llegó a prender fuego a la peluca de uno de ellos. El pobre diablo, sin darse cuenta de ello, siguió bailando cada vez con más infernal arrebato. El público reía a carcajadas esperando el próximo desenlace de aquel incidente.
Los criados no ignoraban estas historias, y sus dedos habían temblado sobre los cerrojos cuando doña Guiomar ordenó que se abriesen las puertas para velar en el antiguo estrado de doña Brianda el cadáver de su padre. Era, sin duda, extraño el aspecto de aquel recinto.
Montó en él bendiciendo su buena estrella, y se alejó con los suyos del encantado recinto de Azzahra para ir á descansar de aquellas fuertes emociones en el palacio donde estaba hospedado. Hemos dicho que las fuentes eran uno de los principales ornatos de aquellos alcázares.
Ciudad cárcel, según él, donde la holganza enmohecía los ánimos más nobles; donde la excesiva proximidad de los mismos orgullos hacía germinar rivalidades monstruosas; donde se vivía bajo continuo espionaje, y cada rendija tenía una mirada, cada colgadura un oído, cada soplo una lengua; donde todo impulso generoso topaba con muros más agobiantes que los que retajaban el escaso recinto de la ciudad, y, donde, en fin, sólo podían librarse del desengaño y del hastío aquellos que tenían el ala asaz nervuda para tender a cada momento su vuelo hacia Dios.
Palabra del Dia
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