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Actualizado: 2 de junio de 2025
Ya le parecía haber entrado en una de las ratoneras que el genio de la especie tiene armadas siempre para los mortales. Sin embargo, no era todavía bastante filósofo para dejarse estrangular como un mísero ratón sin tratar de romper la malla. Estaba resuelto a luchar aunque persuadido ¡ay! de que en la lucha sería vencido. Apenas pudo trabajar aquella mañana.
Otros bajaban a los corredores y se tendían al sol; pero los propiamente salvajes, vivían y aun se criaban arriba, persiguiendo el sabroso ratón de los secaderos. Pasaron junto a las dos damas figuras andrajosas, ciegos que iban dando palos en el suelo, lisiados con montera de pelo, pantalón de soldado, horribles caras. Jacinta se apretaba contra la pared para dejar paso franco.
Cecilia aun no se ha popularizado entre los ciervos y jabalíes de Bosoboso, S. E. con la banda de música y su cortejo de frailes, militares y empleados no pudo pillar ni un solo raton, ni una sola ave.
Y creo que el bueno del cocinero hubo de notar que había ratones en la despensa; pero no dió con el ratón. Y ya debe estar crecida y hermosa Inesita. ¡Pobre Montiño...! Hereje impenitente... pero sepamos quién es ahora el ratón de su despensa. No es ratón, sino rata y tremenda... el sargento mayor, don Juan de Guzmán.
Creyó, por el pronto, que todo había sido sueño; mas levantó prontamente la almohada, buscando la carta para Ratón Pérez que había puesto allí la noche antes, y la carta había desaparecido. En su lugar había un precioso estuche con la insignia del Toisón de Oro, toda cuajada de brillantes, regalo magnífico que le hacía el generoso Ratón Pérez, en cambio de su primer diente.
Doblaron una enorme pila de éstos, y encontráronse frente á frente de una gran caja de galletas de Huntley. Allí era donde vivía la familia de Ratón Pérez, bajo el pabellón de Carlos Prats, tan á sus anchas y con tanta holgura, como pudo vivir la rata legendaria de la fábula, en el queso de Holanda.
¡Alto allá! dijo de repente una voz robusta en el camino. Dejó Quevedo de pensar para poner su atención en lo que pasaba fuera, y oyó que algunos hombres hablaban amigablemente. Ha llegado, por lo que veo dijo Quevedo , la hora de la entrega, y pronto llegará la de la presentación. Si ese Juara no me engañase... si ese Juara me sirviese... y estoy más indefenso que un ratón cogido en trampa.
Acostóse aquella noche más temprano que de costumbre, y mandó que dejasen encendidos en la alcoba todos los candelabros y arañas. Puso con mucho primor debajo de la almohada la carta con el diente dentro, y sentóse encima dispuesto á esperar á Ratón Pérez, aunque fuese necesario velar hasta el alba. Ratón Pérez tardaba, y el Reyecito se entretuvo en pensar el discurso que había de pronunciarle.
Verá usted cómo canta ese Ratón Pérez, tía María. Cogió Marisalada rápidamente una hoja de pita, que estaba en el suelo y era de las que servían al hermano Gabriel para poner como biombos contra el viento norte delante de las tomateras cuando empezaban a nacer, y apoyándola en su brazo, a estilo de una guitarra, se puso a remedar de una manera grotesca los ademanes de Ramón Pérez, y con su singular talento de imitación y su modo de cantar y hacer gorgoritos, de esta suerte cantó: ¿Qué tienes, hombre de Dios, Que te vas poniendo flaaaaco? ¡Es porque puse los ojos En un castillo muy aaaalto!
Subió la enana a su celda, y la algazara de las recogidas le anunciaba por el camino las diabluras de Mauricia, que tenía el ratón vivo en la mano y asustaba con él a sus compañeras. Costó algún trabajo restablecer el orden y que Mauricia diese muerte a la víctima y la arrojase.
Palabra del Dia
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