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Actualizado: 12 de junio de 2025


Ya nadie querría prestarles para continuar el negocio. El compadre, llevando de la mano a Rafaelillo, que era ya un rapaz, marchó a Algar, a su pueblo de la serranía, para ser gañán en un cortijo, si es que le aceptaban viéndole entrado en años y enfermo.

Las chicas por el estilo de Rita siempre encuentran su media naranja en un forastero. Hacía un mes que don Manuel Pardo se preguntaba a mismo: «¿Cuándo se determinará el rapaz a pedirme a Rita?». Que se la pediría, no lo dudó un momento. La situación del marqués en aquella casa era tácitamente la del novio aceptado.

Parecíase a Sabel, y aún se le aventajaba en la claridad y alegría de sus ojos celestes, en lo abundante del pelo ensortijado, y especialmente en el correcto diseño de las facciones. Sus manitas, morenas y hoyosas, se tendían hacia el vino color de topacio; el marqués se lo acercó a la boca, divirtiéndose un rato en quitárselo cuando ya el rapaz creía ser dueño de él.

Lo cierto es que el rapaz abrió la mano, separando mucho los dedos, y los ochavos apresados cayeron entre los restantes, con metálico retintín. No por eso hay que figurarse que Perucho renunciaba a sus dos cuartos, los ganados honradamente con la agilidad de sus piernas. ¡Renunciar! ¡A buena parte!

Y pasando por él una ráfaga de confianza, desarrollaba un panorama tan encantador a los ojos de su dependiente, que los instintos de comerciante rapaz despertaban en éste y se estremecía de pies a cabeza con el escalofrío de la ambición. ¡Vaya un negocio ruin el de la tienda!

Otras muchas palabras continuó el rapaz , como Crenom de Dieu, sacrebleu!, exclamaciones que se dicen cuando uno esta rabioso, en vez de ¡Caracoles! ¡Canastos! Doña María se levantó de su asiento... y se volvió a sentar. ¡Cómo me querían aquellos demonios de franceses! Uno de ellos sabía español y hablaba a ratos conmigo.

Si las rocas abruptas de los altos valles sirvieron para defender á las poblaciones pacificas contra toda invasión, en cambio los montecillos del llano sirvieron muchas veces de atalaya y lugar de rapiña á algún rapaz barón.

Jacinto separó las manos y alzó los ojos también sonriente; pero sus mejillas estaban bañadas de lágrimas. Entonces la sonrisa de Flora se apagó. ¡Cómo! ¿Lloras, rapaz?... ¿Y por qué? No lo , Flora respondió dulcemente el mozo de Fresnedo. Flora quedó un instante pensativa y replicó colérica: ¡Pues yo si lo !

Jacobo, con la egoísta y rapaz avaricia con que moderaba todos los gastos de Currita, y la despótica autoridad que sobre ella ejercía, reprendióle agriamente aquel derroche de perlas, desperdiciadas en regalar corbatas a sus micos.

En toda la largura de la playa solamente se oyen las voces de las mujeres y de las criaturas. ¡Pobres almas, qué triste suerte les espera! La misma que a todos nosotros. ¡Pedir una limosna por las puertas! Por agora, la mar sólo ha echado el cuerpo del patrón y el del rapaz. ¿De quién era el rapaz? No decírvoslo. Era el hijo más nuevo de la Garula. ¡Valiente borrachona está la madre!

Palabra del Dia

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