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Actualizado: 27 de julio de 2025


La primera es una representación dramática extraña de la visión del Apocalipsis; la segunda, en su argumento, es semejante á la tradición de Fausto, conocida probablemente en España poco antes de su composición. Un mancebo, llamado Román Ramírez, extraviado por su amor, sin esperanzas, á una beldad, prometida á otro, vende al diablo su alma por alcanzar con su ayuda el cumplimiento de sus deseos.

Su corazón empezó a saltar alegremente dentro del pecho. También Ramoncito estaba satisfecho con aquel trueque. El conde de Agreda le era de poco tiempo atrás muy antipático, casi tan antipático como Cobo Ramírez, porque empezó a sentir de él los mismos celos que del otro. En cambio, a Pepe Castro considerábalo como su mismo yo; otro concejal más esbelto.

Si el viajero es norteamericano, encontrará un grupo de compatriotas que se muestran muy entusiastas en cuanto al porvenir de la Banda Oriental, nombre que se da a menudo al Uruguay, por estar al este del Plata, y si le es posible permanecer una semana en el suntuoso Ramírez o en Pocitos, jamás podrá olvidar las gratas impresiones que tan deliciosos lugares han de producir en su alma.

Al tercer día después de la partida de don Braulio, recibió Paco Ramírez una carta de Madrid. La vista del sobrescrito, cuya letra reconoció al punto, le llenó de contento, mezclado con alguna inquietud y extrañeza. La carta era de doña Beatriz, la cual, no por falta de cariño, sino por desidia, no le había escrito jamás desde que del lugar se había ausentado.

Cobo Ramírez, acercándose al grupo, les gritó: ¿Sabéis lo que pareceis, chicos? Viajantes de comercio en el soto de Migascalientes. Este parecido debió de llegarles a lo más vivo del alma. El baile perdió su encanto para aquellos jóvenes ilustres, y no tardó en extinguirse.

También a ... pero después que pasa la reconciliación respondió Pepa, cambiando miradas risueñas con Cobo Ramírez y Pinedo. ¡De qué buena gana me reconciliaría yo con usted, Mariana, del mismo modo que esos chicos! dijo en voz muy baja el almibarado general Patiño, aprovechando el momento en que la esposa de Calderón se inclinó para hurgar el fuego con un hierro niquelado.

Creía estar cumpliendo con un mandato de su adorada, dándole un testimonio irrecusable de que sus celos, si los sentía, eran infundados. Cuando terminó el vals, vino, como un caballero de la Edad Media que sale del torneo, a recibir el galardón de las manos de su dama. Pero como no hay dicha completa en este mundo, al mismo tiempo que él se acercó a la niña Cobo Ramírez.

Este sepulcro, como otros muchos monumentos preciosos de la catedral de Córdoba, ha desaparecido sin dejar la menor huella, gracias á los estragos y deterioros que ha sufrido después su edificio. V. el Indicador cordobés, por D. Luis María Ramírez y las Casas-Deza; Córdoba, 1837, pág. 168.

En Agosto de 1468 partieron de Sevilla su alcalde mayor Diego Ceron y Juan de Pineda escribano mayor y Juan Ramírez de Segarra y Francisco de Alfaro para ir á besar la mano y recibir por princesa de Castilla á D.ª Isabel. Trajo á la ciudad D.ª Constanza Manuel, dama de la reyna Católica la carta en que noticiaba el nacimiento de la princesa D.ª Isabel.

Esperancita deja apresuradamente a su amiga y a Ramírez y se pone a ayudar con solicitud a su madre en la tarea de servir el te a los tertulios.

Palabra del Dia

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