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Actualizado: 12 de julio de 2025
Un domingo de Septiembre, á la hora en que paseaban los parisienses aprovechando el hermoso atardecer, supieron por los periódicos el gran triunfo de los aliados y el peligro que habían corrido. La gente se alegró, pero sin abandonar su actitud calmosa. Seis semanas de guerra habían cambiado radicalmente el carácter de París, bullanguero é impresionable.
Si el recien venido tiene desconfianza de sus predecesores, si espera poder reformar la ciencia ó profesion, y hasta variarla radicalmente, al ménos ha de reflexionar, que es prudente enterarse de lo que han dicho los otros, que es temerario el empeño de crearlo todo por sí solo, y es exponerse á perder mucho tiempo, el no quererse aprovechar en nada de las fatigas ajenas.
En los momentos de penuria le salvaba su amistad con una condesa vieja y legitimista que le invitaba a pasar algunos días en su castillo, presentando el seminarista belicoso a su tertulia de gentes graves y piadosas como si fuese un cruzado de regreso de Palestina. El deseo ferviente de Gabriel era ir a París. Su vida en Francia había cambiado radicalmente sus ideas.
Vean si acerté; vean si eran preocupaciones mías...». Lo que más ensoberbecía a doña Lupe era el chasco que se había llevado, pues aunque dijera otra cosa, ello es que había creído a Fortunata radicalmente reformada. No pudo contener su arranque, y volvió a la sala. «Pero se explica usted, ¿sí o no?...». Reparó entonces que hablaba con una sombra. Fortunata no estaba allí.
La faz de Sarrió cambiará radicalmente, ¿sabes? El ademán misterioso, el tono grave y conmovido de la voz, la esperanza del triunfo que fulguraba en sus ojos al decir esto, ya sorprendió más que medianamente a Gonzalo. No se atrevió, sin embargo, a pedir explicaciones. Su futuro suegro le dejó marchar dirigiéndole una mirada risueña y abstraída.
La raíz inconsciente de nuestro ser proclama la identidad, es cierto, y yo, por un movimiento irreflexivo, me lancé en socorro de aquella mujer; pero ¡ay! en cuanto reflexionamos se desvanece la ilusión y los hombres quedamos unos enfrente de los otros como seres radicalmente distintos, como adversarios que se disputan encarnizadamente el tiempo y el espacio.
En el fondo de su alma, Pecado anhelaba ser también sanguijuela y chupar lo que pudiera, dejando al pueblo en los puros huesos; se desvivía por satisfacer todos los apetitos de la concupiscencia humana y por tener mucho dinero, viniera de donde viniese. En esto se distinguía radicalmente de su maestro, amantísimo del trabajo.
La verdad es que yo, si no lo había echado enteramente en olvido, después de pensarlo mejor y de enlazarlo con los recientes sucesos que tan radicalmente habían transformado el modo de ser de aquella casa, vivía muy descuidado de ello, y hasta me causaba cierto ruborcillo recordar la importancia que había llegado a concederlo, sugestionado quizá por los espasmos histéricos de la pobre Facia.
»Con todo, tengo yo noticia de dos o tres ejemplos de tisis de segundo grado, que ha sido radicalmente curada, y yo mismo he presenciado un caso en el hospital. Tratábase de un pobre huérfano, sobre cuya tumba no habría llorado nadie. Creo yo que Dios se apiadó de él porque lo vio tan solo, tan abandonado en este mundo.
Marchaban á combatir á los hombres porque estaban en la capital; de haberse encontrado en Balmuff, hubiesen ido á combatir á las mujeres, profiriendo gritos radicalmente contrarios con el mismo entusiasmo y la misma voluntad de ser héroes. El Hombre-Montaña adivinó desde las primeras horas del día que algo extraordinario estaba ocurriendo en la Ciudad-Paraíso de las Mujeres.
Palabra del Dia
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