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Actualizado: 4 de junio de 2025
Suelten ustedes a esa joven, secuestradores proseguía yo, agitando el revólver . Para que ustedes la encierren en la prisión, tendrán que pasar sobre mi cadáver. No grite usted tanto, buen hombre dijo el tenedor con rabioso acento. ¡Ah! ¿No quieren ustedes que se sepa? exclamé con voz campanuda de cómico de la lengua . ¡Pues yo sí! Quiero desenmascarar a los canallas.
Estaba más cerca del Océano que en el puente de un trasatlántico. La fragata no levantaba espumarajos de rabioso paleteo. Se deslizaba discretamente en el silencio marítimo que guarda el secreto de los primeros milenarios de la tierra recién nacida. Los habitantes oceánicos se aproximaban á ella confiadamente al verla cabecear como un cetáceo mudo é inofensivo.
El pobre don Juan estaba rabioso por lo que le sucedía. Más de un mes llevaba perdido en persecución de una mujer a quien dos años antes había considerado peligrosa. «En realidad pensaba, tratando de explicarse su conducta , esto es... una locura... un capricho. Ha hecho bien...; pero de mí no se burla una mujer a quien he tenido en los brazos. Yo le enseñaré quién soy.
Los disparos de fusil no cesaban, pero arreciaba la lluvia de flechas. Veíaselas atravesar los aires y caer en los alrededores de la casa, y algunas de ellas en el techo. ¡Tío! exclamó a poco Hans con voz angustiosa . ¡No podemos resistir más! ¡El techo está ardiendo! ¡Maldición! gritó, rabioso, Van-Stael. ¡Vamos a morir asados! gritó Cornelio . ¡Huyamos, o la casa ardiendo se nos caerá encima!
Vamos, Cachucha, dijo el abuelo, observando las pacíficas manifestaciones del perro envaina ese sable que amenaza nuestras cabezas. El perro no está rabioso: son otros los síntomas que presentan esos pobres animales cuando se hallan atacados de esa terrible enfermedad. Verás lo que tiene.
Era hombre que cuando se ponía a toser hacía temblar el edificio donde estaba; excelente persona, librecambista rabioso, anglómano y solterón. Entre las casas de Santa Cruz y Arnaiz no hubo nunca rivalidades; antes bien, se ayudaban cuanto podían.
Acosado el corsario por todas partes, pasó el Estrecho de Gibraltar para ponerse en cobro. En aquellos días de angustia, el corsario, como era natural, estaba muy rabioso y se sentía capaz de toda suerte de atrocidades. Infortunadamente, el Principito estaba muy empalagoso con los dolores y molestias de la dentición.
Cachucha iba delante con su enorme sable desenvainado y haciéndole girar de un modo vertiginoso por encima de su cabeza. Al penetrar aquella turba en el jardín, todos gritaban a un tiempo como si se hubieran ensayado: ¡Está rabioso, está rabioso!... ¡Matadle, matadle!...
Viéronse en la necesidad de matarlo de un tiro. #Marzo 9 # Hoy hace treinta y nueve días, hora por hora, que el perro rabioso entró de noche en nuestro cuarto. Si un recuerdo ha de perdurar en mi memoria, es el de las dos horas que siguieron a aquel momento.
El nacimiento de sus tres hijos, las enfermedades propias de la infancia, el diente que apunta con rabioso dolor, el constipado que obliga a la madre a pasar la noche en vela y las estúpidas travesuras de su cuñado aquel hermano de Remedios que le temía a él más que a su padre, influenciado por el respeto que infundía su majestuosa persona eran los únicos sucesos que habían alterado un poco la monotonía de su existencia.
Palabra del Dia
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