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Actualizado: 8 de mayo de 2025
El gesto de María de la Luz y la amenaza de cerrar la reja, hicieron que Rafael se mostrase menos vehemente, separando su cuerpo de los hierros. Güeno, como tú quieras, mal corazón. Tú no sabes lo que es el querer y por eso pareces tan fría, tan tranquila, como si estuvieses en misa. ¿Que yo no te quiero?... ¡Chiquiyo! exclamó la muchacha.
Cristeta de mi alma, ¿qué es esto?, ¿te has decidido? ¡No me engañes, que me moriría de pena! No hay momento que perder, quiero volverme pronto. Habla, vida mía. Todo lo que quieras, menos que yo viva sin ti. Juan..., estamos locos. Dime que me quieres y me dejo matar.
«¡Ya lo ves, Linilla! ¡Y así dudas de mi cariño!... Dime: ¿haces bien en eso? ¿Verdad que no? Mira: la señorita Gabriela vale mucho, es muy buena, y a cada rato me habla de tí, y se queja de que tú no la quieras.... Estás celosa, sí, celosa, mal que te pese, y no hay motivo para ello. Por el contrario, debe ser objeto de tu cariño. Esta familia me trata muy bien.
Y ahora, porque entonces, sin méritos que lo justificaran, tuve uno ó dos oyentes, echo de nuevo mano al público por el ojal de la levita, por decirlo así, y quieras que no quieras, me pongo á charlar de mis vicisitudes durante los tres años que pasé en una Aduana.
Sí tal; hay en tu fisonomía cierta expresión melancólica; por más que trates de ocultarla con aparente alegría, no lo consigues; en tus ojos hay menos brillo que otras veces; tienes la mirada vaga y perdida... No; lo que tengo, es la mirada de perdido. Ríete lo que quieras: tengo un corazón que no se engaña. Tú estás triste, y me lo ocultas.
Ya sabes que no los paso, como no sean bien frescos. Comerá usted lo que le den, sin refunfuños, que el poner tantos peros a la comida que Dios da, es ofenderle y agraviarle. Bueno, hija, lo que tú quieras. Comeremos lo que haya, y daremos gracias a Dios. Pero come tú también, que me da pena verte tan ajetreada, desviviéndote por los demás, y olvidada de ti misma y del alivio de tu cuerpo.
No habrá muchos que lleven más. ¿A qué hora lo hacemos? El sábado por la mañana iré yo a despedirme de Paz. ¡Me cuesta un trabajo!..... Casi me dan ganas de escribirla, y nada más. Luego, por la tarde, a la hora que quieras. ¿No me dijiste el otro día que conocías un médico de la casa de socorro?
No he visto jamás actitud de hombre más varonil, más noble ni más hermosa. Pero don Román no se anduvo en chiquitas, y quieras o no, le estrechó entre sus brazos. Su yerno hizo lo mismo enseguida. Después se adelantó don Recaredo y le tendió la mano.
Ya Salvador tenía en las manos su cartera, y tomando algunos billetes que contenía, los puso sobre el regazo de la muchacha. Yo te daré le dijo con ardor todo lo que necesites..., todo lo que quieras..., todo lo que tengo.... Ella, al mirarle, todavía encendida y confusa, le contestó: Gracias...; ¡eres tan bueno!... ¿No sabes que lo mío todo es tuyo?
Pero, ahora, deseo una cosa que, espero, tendrá tu aprobación; es que nuestro noviazgo dure varios meses. Eso depende exclusivamente de tu voluntad, hija mía, yo no tengo para qué intervenir. Será como tú quieras. María Teresa inclinándose hacia su madre y besándola con efusión dijo: ¡Qué buena eres, mamá mía!
Palabra del Dia
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