Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de mayo de 2025


Por el momento nadie reparó en el joven; pero él se encargó de que reparasen en él dirigiéndose á un oficial que traía asida por las dos manos una descomunal cuajadera. ¿Queréis decirme le preguntó dónde está el cocinero mayor? Dejó el oficial la cuajadera sobre una mesa y se volvió al joven, limpiándose las manos en su mandil.

Somos hombres, estamos sellados por la naturaleza como reyes de la creación y nuestros actos deben responder a esta sagrada rúbrica. ¿Queréis por una triste y mentida susceptibilidad arrancaros de la cabeza la corona insignia de vuestra majestad, despojaros del manto de púrpura que señala vuestra grandeza? ¿Queréis que habiendo nacido hombres envidiemos la condición de las fieras?

MÁXIMO. Ambición muy legítima, tía. Fíjese usted en que... El afán, la sed de riquezas para saciar con ellas el apetito de goces. Gozar, gozar, gozar: esto queréis y por esto vivís en continuo ajetreo, comprometiendo en la lucha vuestra naturaleza: estómago, cerebro, corazón.

Y el rodrigón tiró delante del tío Manolillo y le introdujo al fin en la misma habitación donde había introducido antes al cocinero mayor. El bufón quedó solo con doña Clara, que le salió al encuentro. ¿Conque al fin? dijo el bufón, mirando de una manera fija y burlona á doña Clara. ¿Qué queréis decir? contestó la joven.

Una parte del oro que os dan los ingleses y del que os procura tanta y tanta cosa como tenéis en las manos, secretario de Estado universal de su majestad. Quiero, además, un puesto en el Consejo real. Quiero participación, aunque secreta, en el gobierno con vos. Quiero una parte en los empleos y en las encomiendas que se dan para venderse... Pues no queréis poco, señor duque.

Volvióse de una manera nerviosa Montiño, y vió detrás al tío Manolillo que le presentaba una escudilla de madera. Estremecióse el triste del cocinero. El bufón le miraba de una manera terriblemente fija y con una expresión que era un misterio para el cocinero mayor. ¿Qué queréis? dijo Montiño con la voz temblorosa de miedo.

A veces, una figura, rastreando, se adelantaba en el espacio iluminado; espiaba, forcejeaba en las carretas, y al sentir la luz de la luna sobre su cara, retrocedía rápidamente, fundiéndose en la obscuridad; y como el techo del cobertizo era bajo, brillaba un momento algún hierro de lanza inclinado. ¿Qué queréis, canallas? rugí en portugués.

Usad el medio del humilde ruego, Si quereis que se escape vuestro cuello De probar el rigor y filos diestros Del Romano cuchillo y brazos nuestros.

Si estuviéramos cerca de la costa podríamos intentar alcanzarla, llevando el junco hacia los arrecifes. La tierra de Torres está a cien millas de nosotros y el junco se sumergirá dentro de una hora. ¿No habrá tiempo para construír una balsa? ¿Con este oleaje? Aunque el tiempo nos sobrara, nos sería imposible construírla. ¿Queréis que recurramos a la chalupa? ¿Resistirá a la tempestad?

-Está bien -dijo Sancho-, y haced cuenta, hermano, que ya la habéis pintado de los pies a la cabeza. ¿Qué es lo que queréis ahora? Y venid al punto sin rodeos ni callejuelas, ni retazos ni añadiduras.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando