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Actualizado: 27 de junio de 2025
El entendimiento humano, ya de suyo tan débil, ha menester que se le muestren los objetos tan simplificados como sea dable; y por lo mismo es de la mayor importancia desembarazarlos de follaje inútil, y que ademas, cuando sea preciso cargarle con muchas atenciones simultáneas, se las distribuya de suerte que queden reducidas á pocas clases, y cada una de estas vinculada en un punto.
Tápese la olla con un poco de papel de estraza y sobre él una cazuela de barro llena de agua, y que continúe la cocción hasta que queden tiernas.
Vuestras mercedes se queden con Dios, y digan al duque mi señor que, desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas.
PATATAS COCIDAS. Peladas y partidas a trozos se cuecen con agua y sal; cuando están cocidas se deshacen y baten con una cucharada de manteca hasta que queden como una natilla. Se componen con aceite frito con ajo.
La señora Chermidy pudo observar que el cerrajero escuchaba atentamente. Háblenos usted de venenos modernos dijo al doctor , de los venenos empleados en nuestros días, de venenos en servicio activo. ¡Ay señora! contestó . Estamos en plena decadencia. No es difícil matar a las gentes: un pistoletazo basta y sobra para ello. Pero se trata de matar sin que queden vestigios.
Aunque otros glosaban había sido oculta Providencia Divina, que suavemente disponía para su desengaño a los Reos, que murieran casi en el propio lugar, que habían escogido, para el embarco en la fuga: y supieran los venideros o los que queden, que sabe Dios hacer braseros en que arda, donde buscó la perfidia su escape, en que navegara para obstinarse proterva.
Esto prueba lo que al principio dejamos dicho; el valor de nuestros soldados será suficiente para destruir todo obstáculo que se le oponga hasta conseguir queden por España los territorios de Lanao; pero en cambio, lo que no podrá evitar, lo que es imposible se consiga ni aun con la punta de las bayonetas, es que aquellas gentes, fanáticas por sus creencias religiosas, admitan sin sangrienta protesta la ingerencia de extraños en sus usos y costumbres, y más que nada que se trate de ejercer presión alguna en lo que respecta á las creencias religiosas.
Las señoritas de la Lage, discurría don Manuel, deben casarse, y sería contrario al orden providencial que no apareciese tronco en que injertar dignamente los retoños de tan noble estirpe; pero antes se queden para vestir imágenes que unirse con cualquiera, con el teniente que está de guarnición, con el comerciante que medra midiendo paño, con el médico que toma el pulso; eso sería, ¡vive Dios!, profanación indigna; las señoritas de la Lage sólo pueden dar su mano a quien se les iguale en calidad.
Ni me da cuidado que despues sea mi cadaver pasto de las aves i los perros en el campo, ó que á vista tuya i con una complacencia cruel le despedacen las fieras y le devoren hasta que no queden sino los desnudos huesos, porque al fin me he de hallar salvo y sin lesion delante de Dios.»
Ahora, que apenas hay majadero o galopín que no se meta a sabio o a gobernador del pueblo o a personaje importante; ahora, que todos los hombres se pasan la vida echando discursos en las sociedades científicas, en los clubs, en las asambleas y en otros focos de luz, ¿no es conveniente que haya algunos que se vayan a los salones para que las pobres mujeres no se queden solas, sin nadie que les hable y las entretenga un poco?
Palabra del Dia
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