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Por lo demas, como nadie es tan práctico en la provincia como yo que miro las cosas con todo el celo y reflexion de que soy capaz, dispuse en mi retirada que los animales quedasen á treinta leguas de Curuguatí, que es lo mas próximo donde pueden subsistir, y dejè los auxilios que de òrden de V. E. situò este Gobernador para los Portugueses á veinte leguas de Igatimí.

Cuando llegaron hizo acercar la una, en la cual doña Clara y don Juan entraron y se dirigieron al alcázar. Luego, con la otra silla de manos se fué á la casa donde estaba el padre Aliaga, con lo que había sido Dorotea, abrió, hizo que los ganapanes que conducían la silla le metiesen dentro y se quedasen fuera.

Reconocióse entonces era cierta su entera retirada, y no dudando irian en mucho desórden, se dispuso quedasen en la villa las compañias que se estimaron necesarias para su resguardo, y el resto de las tropas salió en su alcance, á las órdenes del Coronel de milicias de Chucuito, D. Nicolas de Mendiolaza, para que les picase la retaguardia, con la prevencion de no empeñarse demasiado con los enemigos.

Reincorporóse y redújose el renegado con la Iglesia, y, de miembro podrido, volvió limpio y sano con la penitencia y el arrepentimiento. De allí a dos días trató el visorrey con don Antonio qué modo tendrían para que Ana Félix y su padre quedasen en España, pareciéndoles no ser de inconveniente alguno que quedasen en ella hija tan cristiana y padre, al parecer, tan bien intencionado.

Pues bien, muchas veces se me ha ocurrido que si la peste y otras plagas se llevasen la mitad de la gente que hoy vive en los dominios del señor rey Eduardo, los que quedasen podrían habitar buenas casas, trabajar poco ó nada y vivir en la abundancia. ¡Miren por dónde asoma el arpista! exclamó maese Verdín.

En las comedias, cuya acción ocurría en países remotos de costumbres desconocidas, se empleaba un traje, calcado en el español de la época, y diferente de él sólo en algunos accesorios fantásticos, que bastaban para indicar su antigüedad, y para que los espectadores quedasen satisfechos.

Y yendo más lejos aún, en esta suposición, que desechaba al punto por herética, y de la que nunca dejaba de retractarse, fantaseaba que, así como hay diablos en el infierno, también debía de haberlos en el purgatorio, para cuidar de las ánimas benditas y para atormentarlas, no por mero y cruel castigo, sino a fin de que quedasen limpias de toda mácula y capaces ya de perdurable vida.

Nada habéis hecho dijo Quevedo , si no quemáis también vuestra ambición y vuestra soberbia. ¡Siempre cruelísimo conmigo! ¿por qué no me ayudáis? Porque no quiero. ¡Breve estáis! Tengo prisa. ¿Y á qué habéis venido? A atar unos cabos que si se quedasen sueltos podrían enmarañarnos. Veamos. Recordad que sangre tenían los papeles que habéis quemado. ¿Habéis muerto ó herido?...

La enorme suma reunida por la banca era una tentación. ¡No había miedo de que los gananciosos quedasen sin cobrar! Hasta los mirones que pasan la noche de pie, participando de la emoción ajena, arriesgaban su dinero de luis en luis, esperando que cambiase en favor del público esta racha de suerte que únicamente soplaba del lado de la banca.

Y el pueblo se juntó, el cual andaba murmurando de las bulas, diciendo como eran falsas y que el mesmo alguacil riñendo lo había descubierto; de manera que tras que tenían mala gana de tomalla, con aquello de todo la aborrecieron. El señor comisario se subió al púlpito y comienza su sermón, y a animar la gente a que no quedasen sin tanto bien e indulgencia como la santa bula traía.