United States or Cabo Verde ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pálido, inmóvil, escuchaba don Mariano aquel desborde de palabras, hasta que Laura, no pudiendo contener más la emoción, calló y dejó correr silenciosamente sus lágrimas... Era evidente que sufría, que sufría una verdadera tortura de femenina compasión, y hasta de arrepentimiento, pues que se acusara de tener ella un poco la culpa de lo que pasaba, por no haber intervenido a tiempo como debiera, siendo hermana mayor y mejor conocedora de la vida... Y en su actitud dramática, la ternura y la bondad nimbaban la figura de la joven con una resplandeciente aureola de belleza.

¿Cuatro años? ¡Pero si entonces no conocía yo a Magdalena! ¿Recuerda usted, amigo mío, el día que le sorprendí llorando las desventuras de Aníbal? Pues bien, al principio me sorprendí, no pudiendo admitir que una composición de colegio pudiera conmover a nadie de aquel modo. Después razoné que nada tenía que ver con Aníbal su emoción.

Lo cual, no pudiendo sufrir el demonio, desapareció en un momento, arrebatando en cuerpo y alma á su sacerdote, que jamás pareció, gritando que nunca le verían más en aquel lugar, de dónde, mal de su grado, era arrojado con deshonra y vergüenza.

Todos los timbres de su cerebro sonaron a un tiempo. No pudiendo sufrir tanto estrépito, vino al suelo privado de conocimiento. Su pecho magnánimo sólo tuvo fuerzas para exhalar una queja melancólica. ¡Recongrio, me han escuaernao esos sinvergüenzas!

La joven luchó algunos momentos con furor; pero no pudiendo desprenderse de aquellos brazos cortos y membrudos de oso, se dejó caer al fin en el asiento, llevose las manos a la cara y rompió a sollozar. ¡Dios mío, ha sido grande el pecado, pero qué castigo tan terrible! Cinco años después. Trascurrieron cinco años.

«Calle usted, cicatero le contestó la joven avanzando hacia la mesa . Usted es el que la crucifica a ella, porque pudiendo darle todo lo que le pide, que bien de sobra lo tiene, no se lo da: y hace muy mal en atormentarla si piensa dárselo al fin». Vamos, usted se me ha pasado al enemigo.

El duque de Carvajal, su padre, era uno de los primeros señores de la provincia de Granada. Las intrigas de la corte y la privanza de Ensenada, ministro de Fernando VI, teníanle, hacía mucho tiempo, ausente de Madrid y postergado en su carrera política. No pudiendo ser hombre político, anhelaba ser rico, y la avaricia había sucedido a la ambición. Una pasión consuela a otra.

Los vecinos de asiento, que durante los primeros días de navegación se habían mirado hostilmente en la cubierta de paseo, buscábanse ahora, no pudiendo vivir separados, y hablaban horas y horas de los futuros negocios ideados en comandita, sin cansarse de manosearlos para apreciar mejor su mérito, examinándolos, como una piedra preciosa, faceta por faceta.

Entonces, no pudiendo soportar el soplo glacial del paisaje desierto que le traspasaba el pecho y le secaba los ojos, cerraba la ventanilla y tornaba nuevamente a su rincón y a sus lágrimas. Dentro del carruaje había otras cuatro personas: una señora anciana y un joven de veinte a veinticinco años, una muchacha de dieciocho a veinte y una niña de cinco o seis que parecían sus hijos.

Pero ya se aplacará. Pues no faltaría más... Estaría bueno...». iii Una tarde, doña Lupe vio entrar a su sobrina tan desolada, que no pudo menos de írsele encima, llena de irascibilidad, no pudiendo sufrir ya que no le confiase sus penas, cualquiera que fuese la causa de ellas. «¿Te parece que estas son horas de venir?