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Actualizado: 25 de mayo de 2025
El Facundo remueve en cada página la arcaica bandería de «unitarios» y «federales»; pero debo advertir al lector novel que no usa tales expresiones en su valor doctrinario, sino en su significado ocasional y argentino. «Federal», para un proscripto unitario de 1845, era sinónimo de gaucho localista y brutal; en tanto que «unitario», para un caudillo federal de nuestras provincias, era sinónimo de «loco» y «traidor». Unitario quería decir, además, porteño que había sido monarquista y visitado Europa, o vestía levita, gastaba lentes y era «doctor». No es ésta, como se ve, la doctrina de equilibrio político de las diversas regiones argentinas dentro de la nacionalidad, o sea el ideal que despuntó incipiente con Juan Ignacio de Gorriti en la Junta Grande de 1811, para triunfar con Alberdi y Mitre en la Constitución actual.
Los Recuerdos de Buenos Aires, en que el proscripto rememora sus bellezas, sus glorias y sus desgracias, el Himno á los Mártires de la Libertad y su popularísima cancion del Inválido, pertenecen tambien á esta série, y tanto ellas como las anteriores justifican el juicio aventajado que á su respecto hizo Echeverría en 1846.
El general Rivera principió sus estudios del terreno el año 1804, y haciendo la guerra a las autoridades entonces, como contrabandista, a los contrabandistas después como empleado, al rey en seguida como patriota, a los patriotas más tarde como montonero, a los argentinos como jefe brasilero, a éstos como general argentino, a Lavalleja como presidente, al presidente Oribe como jefe proscripto, a Rosas, en fin, aliado de Oribe, como general oriental, ha tenido sobrado tiempo para aprender un poco de la ciencia del baqueano.
Por efecto de mayor solicitud, si cabe, puso el Conde de Essex al lado del proscripto, en clase de criado, ó más bien de secretario, á un joven dependiente de la casa de Bacon, llamado Godfrey Aleyn, en razón á que Antonio Pérez no conocía los idiomas inglés ni francés; y si bien se hacía entender en castellano, lengua que por entonces poseía toda persona bien educada en ambos reinos, acudiendo á la latina en casos necesarios, era bueno tuviera á mano persona ejercitada en la escritura usual.
El cumintán es una mezcla de todos los acordes tristes y melancólicos que se conocen en el pentágrama. El cumintán es una balada compuesta de suspiros. Sus notas son otros tantos ayes arrancados en el silencio de la noche, de la mujer que ama, del corazón que espera, del proscripto que tras la azulada bóveda busca cual otro rey del Oriente la estrella que marca el derrotero de su patria.
Hoy sobre el yerto polvo que te cubre Nadie su llanto viene á derramar, Porque proscripto por feroz tirano Moriste lejos del pais natal... Y al estrangero muerto en el destierro Nadie llega su ofrenda á tributar. Jamás escelso circundó tu frente El lauro hermoso que la patria dá, Y que en la sien augusta del poeta Semeja una aureola celestial.
De qué iba á tratar; cuál era la comisión que de D. Juan Idiáquez se le suponía; por qué con tanta insistencia pretendía una entrevista, podrá entenderse por cartas cifradas que al mismo Secretario Idiáquez envió el Encargado de Negocios de España, D. Diego de Ibarra, al tener noticia inexacta de la llegada del proscripto.
El hombre da unos cuantos pasos, atraviesa una linde que es tierra tambien, y se halla desterrado y proscripto en la humanidad. ¡Ay! ¡cuántas lágrimas amarguísimas serian necesarias para purgar este inmenso pecado! Pero para algo muy grande, muy solemne, muy humano, muy caritativo, debe reservar estas cosas la justicia de Dios.
Palabra del Dia
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