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Actualizado: 17 de junio de 2025
Cuando volvió la cabeza, la marquesa había ya desaparecido. Al recobrar el conocimiento y después de haberle prodigado los cuidados necesarios se hizo venir al médico. Este, teniendo en cuenta el estado de la madre y el tiempo que ya contaba el niño, ordenó que se le destetase. Se dispuso, pues, que durmiese en un cuarto separado con la niñera. Clara pasó el resto de la tarde llorando.
En esta se habían prodigado las luces: dos bujías a los lados del piano vertical; sobre la consola, en los candelabros de zinc, otras cuatro de estearina rosa, acanaladas; en el velador central, entre los albums y estereóscopos, un gran quinqué con pantalla de papel picado.
Ninguna causa positiva justificó el descenso y la caída; pero había prodigado su jovialidad ingénita hasta sentirse entristecido, y había trasvasado sus altruismos hasta ponerse egoísta y había dilapidado sus energías morales hasta caer exánime en la abyección y en el vicio.
Desde la aparición del peligro, la señora de Laroque y su hija le habían prodigado sus esfuerzos y sus vigilias con la abnegación apasionada y el entusiasmo del sacrificio, que son la virtud especial y la gloria de su sexo. Anteayer en la noche, sucumbían ya á la fatiga y á la fiebre; el doctor Desmarest y yo, nos ofrecimos para suplirlas al lado del señor Laroque durante la noche que comenzaba.
Si hay alguna obra digna de ser guardada en el santuario más recóndito del arte, es, sin duda, El Príncipe constante, porque el poeta ha prodigado en ella todos sus encantos hasta un extremo inconcebible, empeñando todas sus fuerzas en componer una obra maestra de perfección sin igual y superior á las facultades humanas; la devoción y la fe, como el sonido solemne del órgano, llenan su conjunto y parecen imprimirle su carácter divino, celebrando lo terrestre y su transfiguración más elevada, y convirtiendo los dolores y las lágrimas, himno que pronuncian los labios del mártir moribundo, en cántico de adoración y de júbilo . Tales son las palabras que nos sugiere nuestro sentimiento, excitado por la obra más eminente de uno de los más grandes poetas de todos los tiempos, costándonos no poco esfuerzo recobrar de nuevo la tranquilidad de espíritu necesaria para analizar y criticar las demás creaciones suyas.
Mi pobre Sofía dirigía la operación con una paciencia, una destreza y una dulzura que conservó siempre igual durante toda la enfermedad de su hermana. ¡Oh! Dios la bendecirá indudablemente por todos los cuidados que le ha prodigado.
¿Pues qué impresion no causaria el espléndido interior que contemplamos al ver algunos años despues el oro prodigado en los mismos capiteles de las columnas y en las pilastras de las arquerías? A medida que se va cimentando el Califato, va este soberbio templo creciendo en riqueza.
Con mensurado tono y severidad paterna contestó entonces el sabio Mentor al joven Telémaco, enterándole del regalo hecho por mademoiselle de Sirop a la kermesse, del justo enojo de Currita al recibir aquel ultraje, que revelaba la traición del amigo íntimo a quien tantos beneficios había prodigado, y de la ferocidad con que las lenguas murmuradoras se habían echado sobre la aventura, comentándola y riéndola a mandíbula batiente.
Recordaba con rabia la dependencia servil con que el interés y la gratitud le tenían ligado al cacique, el yugo antinatural que le había impuesto su hija, los desdenes que Juanita le había prodigado y los favores con que a don Andrés regalaba.
Maltrana, al pie de la escalera, torció el gesto e hizo señas, con el enfado de un propietario futuro que ve prodigado sus bienes. Ella, al fin, quiso fijarse en sus extremidades, y sin emoción alguna arregló el desorden de la falda, borrándose la divina aparición como la luna entre nubes. Sólo entonces volvió la flauta a lanzar sus pastoriles gorjeos y los danzarines reanudaron sus evoluciones.
Palabra del Dia
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