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Actualizado: 23 de junio de 2025


Arrojó de su ánimo todo escrúpulo de prudencia, sintió el deseo de escandalizar á su devota prima, de exponer sus ideas sin consideración alguna, cerrándose para siempre las puertas de aquella casa. ¡Le querían echar, pero él se iría antes!... Y habló con una calma, con una suavidad en la voz, que contrastaba con la audacia de su pensamiento.

De pronto se abrió la puerta situada frente a esta pieza y apareció la prima de Magdalena. Siguiendo el consejo de ésta se había puesto Antoñita un sencillo traje de crespón rosado sin adornos ni flores, y no ostentaba ni aun la más insignificante joya: no podía estar vestida con más sencillez ni ver realzada de un modo más adorable su belleza hechicera.

María Teresa hacía elogios de la generosidad de su tía. Ella se ocupaba de su mantenimiento y sus diversiones, orgullosa de ostentarla a su lado en teatros y fiestas. Era capaz de darle toda su fortuna: pero tenía hijas, y éstas batallaban a todas horas contra la influencia de su prima.

»Pocos días después me anunció el descubrimiento de la mujer soñada, que era una linda joven, también sin fortuna, hija de una prima de la amiga de una amiga suya. Yo dejé correr las cosas.

Y es por una serie de razonamientos semejantes, usuales en las jóvenes extremadamente prácticas, que no se preocupan de encontrar el amor en el matrimonio por lo que mi prima se ha decidido a amarme. ¡Oh! considero a Diana Gardanne incapaz de hacer tales cálculos. Estás equivocado. Por disfrutar de fortuna, sospecho que está decidida a todo. ¿La perspectiva de casarte con ella te asusta?...

¿Qué significa este conocimiento que tenéis con don Francisco de Quevedo, prima? dijo severamente la abadesa. Le conozco desde que era muy joven contestó con desdén doña Catalina. Pero no creo que le conozcáis lo bastante para acompañaros con él.

Recién llegado por primera vez a la Montaña, oriundo de ella y vástago de una familia conocidísima del señor aquél, evidente era que había de ser yo la materia prima de la conversación que se entablara allí. Y eso sucedió.

, me parece que he conocido en Málaga a una parienta de usted. ¿No tiene usted una prima que se llama María León? Es tía mía, prima de mi madre. ¿Es usted de Málaga? , señora. Y siguió la conversación, animándose cada vez más, él con una amabilidad que a me parecía brutal, soltándole el humo del cigarro a la cara; ella con perfecta naturalidad, como si le hubiera conocido toda su vida.

El maestro Águila, después de toser varias veces, comenzó un rasgueo, interrumpido de vez en cuando por las escalas gimeantes de la cuerda prima. Uno de los esbirros de don Luis destapó botellas y ordenó las filas de cañas, ofreciendo estos tubos de cristal, llenos de líquido dorado con una corona de burbujas. Las mujeres, atraídas por la guitarra, llegaron corriendo de la cocina.

Todos los días antes de llegar Amaury y después de partir éste, se acercaba a su prima, y entonces, como si Magdalena se hubiese dado cuenta de su injusticia le estrechaba la mano con efusión, o se colgaba de su cuello deshecha en llanto. ¿Habría entre sus dos corazones alguna misteriosa comunicación desconocida para todos?

Palabra del Dia

rigoleto

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