Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de julio de 2025
Sin más apoyo que unos cuantos amigos tan ilusos como él, presentaba su candidatura á la presidencia, afirmando que era la «única candidatura civil». ¡Pero si ese muchacho es un loco! decía yo, extrañado de la preocupación de Castillejo . ¡Si no puede juntar más allá de un centenar de votos!... Ya que usted le hace el honor de tenerle en cuenta, voy á demolerlo con un artículo.
Los vidrios de la claraboya tomaban un tinte acaramelado con los rayos del sol, pero abajo solo descendía una luz verde y difusa, una claridad de bodega, discreta y dulce, que parecía sumir la Cámara en una calma monástica. Por las ventanas del techo, encima de la presidencia, veíanse pedazos de cielo azul impregnados de la suave luz de una tarde de primavera.
Dióse al candidato, por aclamación, la presidencia de la mesa, y sentáronsele a cada lado tres de su estado mayor y seis de los subalternos.
Porque han de saber mis lectores chilenos que por entonces había en San Juan sacerdotes libertinos, curas, clérigos, frailes, que pertenecían al partido de la Presidencia. Entre otros, el presbítero Centeno, muy conocido en Santiago, fué, con otros seis, uno de los que más trabajaron en la reforma eclesiástica.
El público en masa se había puesto de pie, braceando y gritando. ¡Un toro manso! ¡Qué abominación!... Volvíanse todos hacia la presidencia bramando su protesta: «¡Señor presidente! Aquello no podía consentirse.» De algunos tendidos comenzó a salir un coro de voces que repetían las mismas palabras con monótona entonación: ¡Fuego!... ¡fueeego! El presidente parecía dudar.
Bajo la presidencia de un delegado de la Junta Diocesana de Acción Social, se reunieron, el día 8 de los corrientes, les criadores del gusano productor de la seda en esta capital, para constituirse en gremio.
Wolsey lo recibe rodeado de muchos soldados miserables y estropeados, que le presentan memoriales; recházalos á todos, quedándose solo con la nueva reina Ana, y le suplica entonces que lo apoye en su pretensión de ocupar la presidencia del Gobierno, pero ha confiado ya este cargo á su padre sin saberlo el Cardenal.
Al fin acertó a tocar con la punta de su estoque el arranque de la médula espinal, centro de vida, y el toro cayó instantáneamente, quedando de lado y con las patas rígidas. El espada se limpió el sudor y emprendió la vuelta hacia la presidencia con paso lento, respirando jadeante. Por fin veíase libre de aquel animal. Había creído no acabar nunca.
Hasta creo que me admiraba un poquito á causa de mi pluma, y eso que era incapaz de admirar á nadie, convencido como estaba de que la presidencia de la República le correspondía de derecho. Pero aún no creía llegado el momento de ocuparla. Nuestra intimidad dató de un libro que escribí para él después de la guerra: Historia de la división del Oeste.
A instancia de la presidencia relató de nuevo la escena en que el P. Gil arrojó de casa a su penitenta. A las pocas palabras ésta dio señales de agitación y se puso horriblemente pálida. ¡Falso, falso! gritó sin poder contenerse.
Palabra del Dia
Otros Mirando