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Actualizado: 23 de julio de 2025
Allí comparecían de costumbre hechiceras que tenían pacto con el demonio y guisaban en sus nocturnos aquelarres toda suerte de daños contra las gentes; judaizantes, que asesinaban niños cristianos para embeber en su sangre una hostia consagrada y celebrar con ella nefandas ceremonias; luteranos, que buscaban demoler la santa Iglesia de Cristo difundiendo por España la peste de la herejía; alevosos moriscos, que seguían predicando las bellaquerías de su secta y el deber de la rebelión y la venganza.
Oía todo esto Sancho, y dijo entre sí: -Este mi amo, cuando yo hablo cosas de meollo y de sustancia suele decir que podría yo tomar un púlpito en las manos y irme por ese mundo adelante predicando lindezas; y yo digo dél que cuando comienza a enhilar sentencias y a dar consejos, no sólo puede tomar púlpito en las manos, sino dos en cada dedo, y andarse por esas plazas a ¿qué quieres boca? ¡Válate el diablo por caballero andante, que tantas cosas sabes!
Que predicando el Evangelio, ponga el Evangelio del Cristo de balde, por no usar mal de mi potestad en el Evangelio. 19 Por lo cual, siendo libre para con todos, me he hecho siervo de todos para ganar a más. 20 Y soy hecho a los judíos como judío, por ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley, como sujeto a la ley, por ganar a los que están sujetos a la ley;
23 De la simiente de éste, Dios, conforme a la promesa, levantó a Jesus por Salvador a Israel; 24 predicando Juan delante de la faz de su venida el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Mas cuando Juan cumpliese su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy?
Su santo sólo hablaba la lengua de Valencia, y había corrido media Europa predicando á muchedumbres de idiomas diversos, haciéndolas llorar de mística emoción y arrepentirse de sus pecados. Mientras Ferragut tuviese el mando, él se quedaba. Si no le quería de cocinero, sería marmitón, fregaría las ollas. Lo importante era seguir pisando la cubierta del buque. El capitán tuvo que acceder.
40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotados, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los soltaron. 41 Y ellos partieron de delante del concilio, gozosos de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el Nombre de Jesús. 42 Y todos los días no cesaban, en el Templo y por las casas, enseñando y predicando el Evangelio de Jesús, el Cristo.
Un mono grande, viejo como alano, Estaba á la cuadrilla predicando: Heria y apuntaba con la mano, Mudando el tono á veces, y gritando: El auditorio estaba por el llano, Atento á maravilla y escuchando, Y él subido en un alto y seco tronco, De dar gritos y voces está ronco.
Había defendido el dogma heroico en Roma en el púlpito, con elocuencia entonces espontánea, con calor, como si el infalible fuera él. Llamaba a Dupanloup cobarde. En Madrid había llamado mucho la atención predicando en las Calatravas, al volver de Roma con el buen Obispo de Vetusta. El tema había sido también la infalibilidad.
Sintió cómo resucitaba el pasado en su interior con una fuerza nueva que tal vez era la excitación de la abstinencia. Creyó ver la sonrisa irónica de Castro, y también se vió á sí mismo, con lástima y con asombro, viviendo como un solitario allá en Villa-Sirena y predicando la hostilidad á la mujer.
Era un mundo de caricaturas de la lujuria, de gestos simiescos y estremecimientos satiríacos, en el que asomaba la pasión carnal con la mueca de la animalidad más grotesca. Mire usted, tío. Como gracioso, éste es el más notable. Y el Tato enseñaba a Gabriel la figurilla rechoncha de un fraile predicando con enormes orejas de burro.
Palabra del Dia
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