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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Acójamenos a la posada con tiempo." Para ir allá habíamos de pasar un arroyo, que con la mucha agua iba grande. Yo le dije: "Tío, el arroyo va muy ancho; mas, si queréis, yo veo por donde travesemos más aína sin nos mojar, porque se estrecha allí mucho y saltando pasaremos a pie enjuto." Parescióle buen consejo y dijo: "Discreto eres, por esto te quiero bien.
En una posada topé una compañía de farsantes que iban a Toledo; llevaban tres carros, y quiso Dios que entre los compañeros iba uno que lo había sido mío del estudio de Alcalá, y había renegado y metídose al oficio. Díjele lo que me importaba el ir allá y salir de la corte. Al fin me hizo amistad por mi dinero de alcanzar de los demás lugar para que yo fuese con ellos.
Amaneció, y helos aquí en camisa a todos los estudiantes de la posada a pedir la patente a mi amo.
Según me han dicho ahí en la posada, usted es la única persona que visita a mi marido... Yo le suplico, por lo más sagrado, ya que es usted su amigo, que intervenga para que termine nuestra separación. Lo deseo hace mucho tiempo con ansia... Confieso que no he sido buena para él... Sí, sí; lo sé todo interrumpió el clérigo con impaciencia. La dama se puso fuertemente colorada.
Y al que cogían la martirizaban. ¡Pse! Nosotros tamíen algunos matemos. Martín se reía a carcajadas con las explicaciones de Asenchio Lapurrá. Después de comer en la posada, Martín, el extranjero, Iceta, Haussonville y Asensio fueron a un café de la plaza, donde estuvieron hablando.
Bien quisiera yo permanecer aquí más largo tiempo, rodeado de tantas cosas bellas y al decirlo miraba con admiración á la ruborosa Tita pero fuerza es volver á nuestra posada y eso antes de que á ella regrese el señor de Morel.
« Otra vez dijo fué a Idiazabal, donde había un partido de pelota, y llegó tarde a la posada, cuando ya todos estaban sentados. El amo le dijo: No hay sitio para ti, Fernando, ni probablemente tampoco habrá comida. ¡Bah! replicó él . ¡Si me diérais de balde lo que sobre! Pues nada, todo lo que sobre para ti. Se paseó Fernando por el comedor.
Algunas veces el inglés tuerto que hablaba el italiano tan bien, iba al monasterio y permanecía allí varias horas, y otras fray Antonio venía a la posada y se encerraba con el huésped en el mayor secreto.
El día siguiente, cerca de la una, entraron en la posada con cuatro hombres de a caballo dos caballeros ancianos de venerables presencias, habiendo primero preguntado uno de dos mozos que a pie con ellos venían si era aquella la posada del Sevillano; y habiéndole respondido que sí, se entraron todos en ella.
Amaneció, y helos aquí en camisa todos los estudiantes de la posada a pedir la patente a mi amo. El, que no sabía lo que era, preguntóme que qué querían. Y yo, entre tanto, por lo que podía suceder, me acomodé entre dos colchones, y sola tenía la media cabeza fuera, que parecía tortuga.
Palabra del Dia
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