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Actualizado: 21 de mayo de 2025


El alma de la Santa es un alma hermosísima, que ella nos muestra con sencillo candor: esta es su psicología: pero, hundiéndose luego la Santa en los abismos de esa alma, nos arrebata en pos de , y ya no es su alma lo que vemos, sin dejar de ver su alma, sino algo más inmenso que el éter infinito, y más rico que el universo, y más luminoso que un mar de soles.

Reformar la Iglesia, reformar la religion y lanzarse en pós de un progreso indefinido y quimérico, repudiando como insuficiente la enseñanza católica y buscando nuevas vias de desahogo á la fermentacion del espíritu de innovacion, eran las aspiraciones de los hombres grandes de la época.

Más allá tal vez estaría un infinito piélago de color y de luz, de donde al amanecer surgiría la aurora vertiendo claridad y oro, zafiros y rubíes por el éter, y abriendo paso al resplandeciente carro del sol, que vendría en pos de ella. Tal vez eran sueños y delirios las opiniones de antiguos sabios griegos sobre la esfericidad de la tierra.

21 No os apartéis en pos de las vanidades, que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. 22 Pues el SE

No me sigas, te prohíbo que me sigas; si te siento detrás, te mando un tiro. La hoguera se había apagado; la noche era obscura, y debajo de los sauces no se veía... Agapo corrió en pos del sobrino, desaparecido entre las tinieblas.

El viajero, abismado en sus reflexiones en medio de aquella multitud inmensa, cuyo rasgo característico es el de ofrecer siempre el aspecto del ocioso que corre en pos del placer y no del que marcha en busca del trabajo, había acabado por sacar una carterita de piel de Rusia y puéstose a ajustar en ella enmarañadas cuentas.

5 entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón, y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él, prostituyéndose en pos de Moloc. 7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo [soy] el SE

Calderón se había acercado al ministro y le hablaba con acatamiento. Salabert hizo lo mismo. Pero el personaje no tenía ganas de hablar de negocios o por ventura le inspiraba miedo el célebre negociante. La prensa hacía reticencias malévolas sobre los negocios de éste con el Gobierno. Por eso, a los pocos momentos, se fué en pos de Pepa Frías y se pusieron a cuchichear en un ángulo de la estancia.

Seguían luego, a caballo también, los trompeteros y los músicos tocando clarines y chirimías. Trescientos palafreneros, vestidos de seda, llevaban de la rienda otras tantas briosas y bellísimas alfanas, ricamente enjaezadas con gualdrapas y paramentos de brocado y caireles de oro. Iba en pos vistosa turba de pajes y de escuderos.

2 y acaeciere la señal o milagro que él te dijo, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque el SE

Palabra del Dia

atormentada

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