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Más allá tal vez estaría un infinito piélago de color y de luz, de donde al amanecer surgiría la aurora vertiendo claridad y oro, zafiros y rubíes por el éter, y abriendo paso al resplandeciente carro del sol, que vendría en pos de ella. Tal vez eran sueños y delirios las opiniones de antiguos sabios griegos sobre la esfericidad de la tierra.

En estas batallas de viva voz, un versolari iniciaba el tema, seguro de que al momento surgiría la contestación de sus rivales; y así, prolongándose el razonamiento de unos á otros, agarrando cada cual el hilo de la interminable canturria donde lo abandonaba el enemigo, hacían pasar al público embobado horas enteras.

Andando los pilotos vacilando En luengo de la costa, cada dia Sus cartas y roteros remirando, Por ver donde el armada surgiria: Sus grados y sus puntos cotejando, Anclaron en Abril tercero dia En una playa y puerto sin abrigo, Que es dicho por renombre D. Rodrigo.

Su campaña de la Alpujarra y su conocido encono contra los falsos conversos señaló, desde el primer momento, a don Íñigo como un jefe de asamblea. Ramiro pensaba ahora si de todo aquello no surgiría la ocasión de iniciar su renombre. Pasaron dos menestrales. El mancebo comprendió que eran oficiales de cantería por el polvo de piedra que blanqueaba sus manos.

Al vagar toda la noche en el alma desconocida e inquietadora de la ciudad, evoqué, dolorido, sus manos marfileñas y monjiles, sus manos celestes e impuras, divinamente tristes y cruzadas en el fondo de uno de esos pardos y siniestros ataúdes de hospital que conservan hedores de otros cadáveres, y pensé, estremeciéndome hasta los huesos, que en aquella primera noche de la tierra ya el gusano conquistador surgiría de la podre de aquellas manos muertas, que besé tantas veces y por las que había sentido una rara pasión inmaterial.

Además, oculto en el mar estaba el enemigo, que surgiría oportunamente para apreciar su obra... Tal vez buscase en las embarcaciones de salvamento al capitán Ferragut, queriendo llevárselo como un despojo de su triunfo... «¡No! Prefería renunciar á la existencia

Del hombre de hoy, en el que todavía se equilibran las pasiones de la antigua animalidad con el naciente desarrollo del pensamiento, surgiría el ser superior y perfecto soñado por los filósofos, limpio de egoísmos bestiales y atento a convertir en un período de bienestar igualitario la vida actual, cruel y agitada por la incertidumbre.