Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de julio de 2025
Vestían falda corta, mostrando media pantorrilla y el carnoso pie descalzo, y sus rudas cabezas habrían lucido mucho sosteniendo un arquitrabe como las mujeres de la Caria. El polvillo de la calamina que las teñía de pies a cabeza, como a los demás trabajadores de las minas, dábales aire de colosales figuras de barro crudo. Tanasio era un hombre apático.
Después, enseñó al doctor el triturador del carbón, donde trabajaban las mujeres entre una nube de polvillo que las cubría la cara, dándolas un aspecto de grotesca miseria, con la boca llorosa y los ojos enrojecidos, en medio de su máscara negra.
Los cascos esparcidos semejaban pedazos de un cráneo, y el polvillo rojo del barro cocido que ensuciaba la colcha blanca pareciole al criminal manchas de sangre. Antes de pensar en borrar las huellas del estropicio, pensó en poner los cuartos en la hucha nueva, operación verificada con tanta precipitación que las piezas se atragantaban en la boca y algunas no querían pasar.
Esta el Rey representado en pie, de cuerpo entero y tamaño natural con traje pardo bordado de plata, guantes obscuros, medias blancas y zapatos de polvillo; apoya la mano izquierda en el pomo de la espada y en la diestra tiene un papel donde se lee: Señor, Diego Velázquez, pintor de Vuestra Majestad: junto de él hay una mesa donde esta el sombrero.
Pero aún hay otros factores: son todas las lecturas, todas las impresiones que fué recogiendo en su camino por la vida, todas sus ufanías y desengaños de un instante, todo ese «polvillo de realidad» que sobre el espíritu va depositando la experiencia, lo que desde lejos, desde muy lejos, influye más ó menos eficazmente en el definitivo entono y arquitectura de la obra artística.
El primer sol de verano abrillantaba como espejos las barnizadas tablas de los carromatos, doraba los mástiles, esparcía un polvillo de oro en la plaza, daba al gigantesco toldo una transparencia acaramelada, y este cuadro levantino, fuerte de luz, dulcificábase con el tono blanco de la muchedumbre, vestida de colores claros y cubierta con los primeros sombreros de paja.
Al oir estas enormes palabras, la señorita de Porhoet, aproximó vivamente á su barba puntiaguda las cartas desenvueltas en forma de abanico, que tenía en la mano, y enderezando su delgado talle, me miró á la cara para asegurarse primero del estado de mi razón; luego recobró su calma, por medio de un esfuerzo sobrehumano, y llevando á su afilada nariz un poco de polvillo de España: Me probará usted eso, joven me dijo.
La copa de chartreuse, bebida despacio, le dejó en la lengua y en los dientes un aroma penetrante y fortalecedor, una sed grata, ligerísima, que apagaban los sorbos últimos del café, saturados del fino polvillo que en remolinos lentos se depositaba en el fondo de la taza. ¡Si viniese papá ahora murmuró , qué diría! Miranda y Lucía fueron los últimos en alzarse de la mesa.
No lo dijo a tonto ni a sordo, luego lo tomé a destajo; fuíle sirviendo con picantes que llamaban a gran priesa; era el vino suavísimo; la copa, grande, iba menudeando de polvillo en polvillo, se levantó una polvareda de la maldición.
Estuvo como alimentador de horno en una fábrica de vidrio, sufriendo las bocanadas de las llamas; fue minero, permaneciendo semanas enteras sin ver la luz del sol: trabajó en los telares, respirando el polvillo que blanqueaba los tejidos y le cegaba los pulmones; no hubo industria que no intentara ni oficio en que pudiese medrar.
Palabra del Dia
Otros Mirando