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Un subteniente de la reserva, con un saco al hombro, llegó acompañado de su padre hasta la fila de policías que cerraba el paso á la muchedumbre. Desnoyers encontró al oficial cierta semejanza con su hijo. El viejo ostentaba en la solapa la cinta verde y negra de 1870: la condecoración evocadora del remordimiento. Era alto, enjuto, y aún pretendía erguirse más poniendo un gesto fosco.

A estas horas el traidor habrá vomitado todas sus delaciones ante la policía y ya andará esta haciendo prisiones. Medio Madrid va calentito a la cárcel esta noche. He encontrado en la Puerta del Sol a un escuadrón, no miento, , un escuadrón de policías que iban a la calle de Belén, donde parece hay un cabildo máximo de subdiáconos con puñal y de guerrilleros de estola.

Fuera del local, los servidores y los maltrechos policías se miraron con una expresión de inteligencia: ¡Ya lo mata!... Le está bien, por no haber querido oir nuestros consejos. Avisado por los gritos del profesor, Gillespie bajó su cabeza hasta el nivel de su asiento, sacándole con dos dedos de la espiral cimbreante.

Yo veo un bulto tendido en el suelo dijo doña Lupe. ¿Ves algo?... Será algún borracho. Pero observa qué multitud se va reuniendo. Como que los coches no pueden pasar... Y mira qué policías estos. Ni para un remedio. «Señora, mándeme por los fideos... Ya sabe que no hay...» dijo la mona. Vamos... lo que quieres es curiosear...

¡Ave María Purísima!... ¡Si se trata de un coronel de lo mejor!... ¡ Lo que había es que, como después se supo, el sujeto era un peine de esos que no dejan ni caspa, y que era verdad que había servido en las policías de Europa..., pero de farolero!

Hubo un herido; chillaron las mujeres; el hombre del arpa salió corriendo llevando á cuestas su instrumento, que gimió de dolor al chocar con las rejas salientes de la calle; acudieron los vecinos, y llegaron al fin los policías, que rondaban esta noche más que en el resto del año, conociendo por experiencia los efectos de la aglomeración en la fiesta del Señor del Milagro.

Cállese usted por Dios, que me da horror de oírla. Me querían llevar a la cárcel, y estuvieron cerca de una hora si me llevan o no me llevan. Fueron los policías, y yo dije que estaba criando. Total, que por fin me soltaron, y aquí me vine corriendo. ¡Si no hay como ser así para que la respeten a una! Si no están allí las condenadas modistas, me paseo por encima de su corpacho como por esa sala.

Estos se echaron como perros, y un momento después iban los dos policías al fondo del mar cosidos a puñaladas. En seguida nos alejamos del puerto, y al día siguiente volvimos a hacer el desembarco de los fardos con perfecta tranquilidad. Como barco cuya tripulación la formaban gentes perseguidas y fuera de la ley, había allá mucho tipo extraño.

Y Peñálvez siguió gimiendo, implorando, aconsejando largas horas, sin que Pepa la Gallega pareciera apercibirse de sus gemidos, imploraciones y consejos... Ya el sol empezaba a declinar, cuando volvió el Chucro... Los policías se han ido dijo a Pepa. Priende fuego y poné agua a calentar pa' el mate. Pepa hizo como se le dijo.

Indudablemente, el señor Doval no aspiraba a que los policías españoles se fingieran rusos de idioma, sino sencillamente rusos políticos. Pero si la palabra ruso ya no designa más que cierta clase de opiniones, ¿por qué se considera a los rusos como extranjeros? ¿Cree el conde de Romanones que los naturales de Moscú son más rusos que nosotros?