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De modo que dejándola que se explaye a su gusto en todo lo que sea el mete y saca de la vida doméstica, podrás conservar tu independencia en lo demás. No si me entiendes ahora; pero ya te lo explicaré mejor. En último caso, si algún día tuvieras un choque con ella, te plantas y le dices: «ea, señora, yo no me meto en lo que es de su incumbencia de usted.

10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí me has engañado, y me has dicho mentiras: descúbreme, pues, ahora, yo te ruego, cómo podrás ser atado. 12 Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en una cámara. 13 Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras.

Muchas veces he querido hablarte de eso; pero o no he tenido valor para hacerlo, o , con tus palabras amorosas, has distraído mi pensamiento. Bueno es que lo sepas todo. Así no podrás decir nunca que te engañé.

1 Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes. Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. 3 Entonces el mayordomo dijo dentro de : ¿Qué haré? Que mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, tengo vergüenza.

Fuíme con él, y díjome: "Aquí te podrás ir, mientras cumplo con esta gente; que ya vamos de vuelta, y hoy comerás conmigo." Yo, que me vi a caballo, y que en aquella sarta parecía punto menos de azotado, dije que le aguardaría allí; y así, me aparté tan avergonzado que, a no depender de él la cobranza de mi hacienda, no le hablara más en mi vida, ni pareciera entre gentes.

No quería decir cuál resultaba más ardiente, pero la desgracia la impelía á escoger entre los dos, y aceptaba al más doloroso, el de mayores sacrificios. eres hombre y no podrás entenderme nunca... Una mujer me comprendería. Julio, al lanzar una mirada en torno de él, creyó que la tarde había sufrido los efectos de un fenómeno celeste.

Leonor conocía que aquel hombre, siempre franco y leal, al volver a ella le restituía un corazón y un amor sincero que ya nadie le disputaba. ¡Leonor mía! ¿Querrás y podrás perdonarme? dijo, dejándose caer de rodillas ante su mujer. Esta selló con sus lindas manos los labios de su marido. ¿Vas a echar a perder lo presente con el recuerdo de lo pasado? le dijo.

Hablaba como si no se diera cuenta de la sonrisilla insolente del abogado de Deusto; del gesto asombrado y medroso con que le contemplaba su sobrina como si fuese un aparecido. Aresti quiso ver á Morueta, y doña Cristina miró con inquietud á una puerta inmediata, como temiendo que el doctor llegase á pasarla. No si podrás verle dijo con los labios apretados.

Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela. Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. 18 Y viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los príncipes de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón.

Cuento contigo hoy como he contado siempre; cuento con tu economía, con tu docilidad y con tu buen sentido. Si hemos de salir adelante, conviene que en un año por lo menos no se gaste ni un real en pingajos. Veo que con lo que tienes podrás estar elegante por espacio de seis años lo menos.