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Actualizado: 10 de julio de 2025
No son estas burlas para dos veces. Por Dios que así me quede en éste, ni admita otro gobierno, aunque me le diesen entre dos platos, como volar al cielo sin alas. Yo soy del linaje de los Panzas, que todos son testarudos, y si una vez dicen nones, nones han de ser, aunque sean pares, a pesar de todo el mundo.
Dice que no ha visto en su vida a un gentlemán tan guapo y simpático. ¿No es eso, miss Korrayt? Ella agitaba la cabeza afirmativamente, enseñaba su dentadura, parecida al teclado de un piano, y volvía a todos lados los platos de sus ojos. Kotelnikov movía también la cabeza, saludando, y balbuceaba: Hagan el favor de decirle que en las negras hay algo exótico. Y todos estaban tan contentos.
Los platos y los amigos no eran los que escogia la vanagloria, que en todo preferia á la apariencia la realidad, y así se grangeaba una estimacion sólida, por eso mismo que ménos á ella aspiraba.
Y así por lo poco apetitosos que son los platos, como por lo mucho que hay que gastar en el lujoso aparato exterior, es lo cierto que suele comerse poco y mal, por donde la anemia y la cacoquimia son las enfermedades más comunes de ahora.
Una sombra se deslizó hasta él y puso sobre la silla más cercana una bandeja con una taza y algunos platos. ¡Oh! ¿Eres tú, Cecilia? Quieras o no, vas a tomar algo... Ya son las dos de la tarde, y estoy segura de que no te has desayunado dijo la joven, arrimando una mesilla y poniendo sobre ella el caldo humeante. ¡Qué buena eres, Cecilia! exclamó él apoderándose de una de sus manos.
Conoce usted bien su mar dijo con tono de aprobación. Ferragut iba á seguir hablando, pero entraron las dos señoras con una bandeja que contenía el servicio de té y varios platos de pasteles. El capitán no extrañó esta falta de servidumbre. La doctora y su amiga eran para él unas mujeres de costumbres extraordinarias, y todos sus actos los encontraba lógicos y naturales.
Quedó aplacado el guijarreño mozo por la magia de aquella sorpresa, y como Narcisa creyese prudente recobrarse «del síncope», porque la sopa se estaba enfriando, se hizo la paz en un minuto, Julio dejó de sonreir, y todos se sentaron a la mesa, provista de otros platos y de otras copas. Comieron de prisa y comieron mucho; allí siempre se comía mucho.
Las patas de las sillas, nada firmes, se enredaban entre los descosidos de la pleita a listas blancas y encarnadas; al aparador, huérfano de molduras, que arrancó el paño de la limpieza, le faltaban tiras del chapeado de caoba; los pocos enseres que sustentaban las tablas, eran platos ordinarios, vasos de vidrio, tazas de loza, floreros de cristal, comprados en banasta de a real y medio la pieza.
Fíjate, criatura; di si tu abuela se ha visto nunca en tal abundancia. Esto parece un café de la Puerta del Sol. Maltrana, a la luz indecisa de la vela, veía todos los platos rajados por negras líneas, las tazas con grietas o sin asas, los vasos con los bordes rotos.
Convídela usted a comer con los papás, y pongo unos platos que se chupan los dedos, se entusiasman y para postre le regalan a usted la niña. ¿O será alguna de las antiguas? ¿Doña Purita, la que llegaba aquí en lunes y se marchaba en domingo, y venía su madre a traerle la muda? ¿La señorita Elisa, que le dejó a usted la mesa del despacho perdía de polvos de arroz? ¿La señora condesa...?
Palabra del Dia
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