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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Terminó la lectura con un sonoro trompeteo de los músicos, y los dos negros, abandonando sus azagayas, se lanzaron de cabeza en la piscina, haciendo varias suertes de natación y quedando largo rato con los pies en alto y la cabeza sumergida, flotando sobre la superficie el faldellín de crines.
Ayer mismo, en Madrid, me dijeron que iría de nuevo a la cárcel si prolongaba allí mi estancia, y por la tarde tomé el tren. ¿Dónde ir? El mundo es grande; mas para mí y otros rebeldes como yo se achica, se comprime, hasta no dejar un palmo de terreno en que poner los pies. En la tierra sólo me quedas tú y este rincón tranquilo y silencioso donde vives feliz.
21 Y aconteció que queriendo unos sepultar un hombre, súbitamente vieron al ejército, y arrojaron al hombre en el sepulcro de Eliseo; y el muerto tocó los huesos de Eliseo, y revivió, y se levantó sobre sus pies. 22 Así que Hazael, rey de Siria, afligió a Israel todo el tiempo de Joacaz.
Es mi soldado Arnaldo, que marca el lugar donde cayó mi dardo y sabe que allí nada tiene que temer de vos, dijo el ballestero. ¿No? ¡Pues que Dios lo perdone! exclamó Tristán tendiéndose de nuevo en el suelo, afirmando los pies y tirando de la cuerda hasta hacer crujir el arco. ¡Allá va!
Prolongando esta línea se multiplicará el número de piés; y en general podemos concebir negado el límite á dicha multiplicacion. Entonces el número de piés resultará infinito.
Se alza á más de 8.000 piés en una inmensa cañada, formando su cono desde la base hasta los límites de su altura, suaves é iguales ondulaciones por todos sus lados, lo que hace que á cierta distancia se asemeje á una gigantesca tienda de campaña. Al darle esta configuración el autor de lo creado, parece quiso recordar al mortal lo pequeñísimo de sus obras.
Habláis de agilidad, mirad entonces a la señora Osgood dijo Ben Winthrop, que sostenía a su hijo Aarón entre las rodillas ; agita tan ligeramente sus pies que no se puede ver cómo camina; parece que tuviera ruedecitas bajo los pies. No parece haber envejecido un día desde el año pasado. No hay una mujer mejor formada que ella, esté donde esté la que la siga.
Porque estaba con Asan, tu hermano mayor, le dixo el morador de los cielos, el qual es mas desventurado que tú, habiendo su magestad el clemente rey de las Indias, en cuyo palacio tiene la honra de estar empleado, mandádole sacar ámbos ojos por una leve falta, y teniéndole en un calabozo, amarrado de piés y manos.
Y una tarde empezó á recibir la admiración del mundo, moviendo sus acharolados pies con altos tacones, su talle encorsetado por el ceñido chaquet, su cabeza de brillante laca con el pelo rígido y echado atrás, bajo las lámparas eléctricas de un hotel de los Campos Elíseos.
El ruiseñor cantaba en el sauce melancólicamente, como saludando una ilusión que se aleja. Mira, mi vida dijo Leonora. El pobrecito nos despide. Oye como nos dice adiós. Y súbitamente, en su fatigado desaliento, anonadada y muelle por la noche de amor, sintió la llama del arte, estremeciéndola de pies a cabeza.
Palabra del Dia
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