Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de junio de 2025


Pero tuvo que bajar el brazo, porque doña Petronila replicó que no estaba dispuesta a recibir órdenes de un entrometido.... Señora, aquí los entrometidos son ustedes. No se les ha llamado, no se les quiere; aquí sólo se admite la caridad que no pide cédula de comunión. Nosotros tampoco pedimos cédula....

Y se acordó de misia Petronila Barrientos, una viuda sin hijos, riquísima, que la visitaba con frecuencia, y en cada visita la repetía sus ofrecimientos de buena vecina y antigua amiga. Casildita, ya sabe que estoy a sus órdenes; mándeme en cuanto pueda serle útil. Ocúpeme con toda confianza, Casildita. A la vuelta vivía, en una casa muy hermosa, de su propiedad...

Doña Petronila se despidió antes de que el atribulado ex-regente pudiera echarle el tanto de culpa que la correspondía en aquella aventura que él reputaba una desgracia. Vamos a ver, Quintanar preguntó la Marquesa con verdadero interés y mucha curiosidad.... Señora... mi querida Rufina... esto es... que como dice el poeta... ¡No podían vencerme... y me vencieron...!

Ya están los coches gritó la Marquesa desde lejos; y corrieron todos al patio. La Marquesa, doña Petronila, la Regenta y Ripamilán subieron a la carretela descubierta; carruaje de lujo que había sido excelente pero que estaba anticuado y torpe de movimientos. El tronco de caballos negros era digno del rey.

Ripamilán, casi oculto entre las faldas de doña Petronila, a quien llevaba enfrente, iba en sus glorias; no por su contacto con el Gran Constantino, sino por ir entre damas, bajo sombrillas, oliendo perfumes femeniles, y sintiendo el aliento de los abanicos; ¡salir al campo con señoras! ¡la bucólica cortesana, o poco menos!

Aduladora es mi mucamba, que sigue siempre llamándome su niña; pero no creo que me adula cuando salgo del baño y me enjuga y me mira con agradable pasmo, y suele decirme: ¡Ay, niña, niña!, cada día estás más hermosa. ¡Bienaventurado el que así te vea! Lo que es yo me miro también con complacencia en grandes y opuestos espejos y me siento en perfecta consonancia con el parecer de Petronila.

La Marquesa, Visitación, Obdulia, doña Petronila y otras amigas que habían hecho compañía a la Regenta mientras duró el mal tiempo, ahora la visitaban cada dos o tres días y las visitas eran breves.

Obdulia comprimió un chillido de mal género. Doña Petronila, extática, con la boca abierta, exclamó por lo bajo: ¡Qué hombre! ¡Qué lumbrera! Sin gran esfuerzo aparente, con soltura y gracia, el Magistral suspendió en sus brazos el columpio, que libre de su prisión y contenido en su descenso por la fuerza misma que lo levantara, bajó majestuosamente.

Y entró cuando Ana se volvía un poco para ocultar a su amigo la confusión que él hubiera leído en el rostro de ella, a no haber tenido que atender a doña Petronila que gritaba: Vamos, listo, listo... que le esperan... que creo que ha empezado la misa.... El Magistral desapareció por la puerta de la alcoba, por donde había entrado el ama de la casa.

Doña Petronila se ve privada de todo auxilio; Don Nuño ocupa el trono, y todos lo reconocen por Rey. Llega entonces el momento suspirado de vengarse de Don Bermudo.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando