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Actualizado: 25 de junio de 2025


5 ¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto? 6 ¿Por ventura se comerá lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo? 8 ¡Quién me diese que viniese mi petición, y que Dios me diese lo que espero; 9 y que quisiera Dios quebrantarme; y que soltase su mano, y me despedazase! 12 ¿Es mi fortaleza la de las piedras? O mi carne, ¿es de acero?

O no se acordaba de su petición, o afectaba no acordarse, o no quería acordarse. Tal vez hubiese de todo un poco. El marqués de Peñalta había pasado desde el desconsuelo a la melancolía, y de aquí iba paulatinamente dejándose ir a las sensaciones dulces. Aquella habitación, donde Marta cosía, inspiraba ideas risueñas de amable sosiego y felicidad.

Decía un amigo mío que á ser posible volver á nacer y tener el derecho de petición, pediría á Dios nacer indio, pero indio puro, de sementera. Fundaba su deseo en la observación que había hecho de este país en su larga permanencia en él y en el trato y conocimiento de las costumbres del indio.

»Respondióme á esta petición el cacique: » Te aseguro, Padre, por el amor que te tengo, que si vas, y todos tus compañeros, pereceréis de sedHasta aquí el P. Miguel, que oyendo esto se retiró aparte para encomendar á Nuestro Señor aquel negocio.

Otro argumento hacen los Sectarios contra la divinidad de las Sagradas Letras. Dicen, que nosotros probamos la revelacion de las Divinas Escrituras por la autoridad de la Iglesia, y la infalibilidad de la Iglesia por las Escrituras lo qual es peticion de principio y círculo vicioso.

Martin Alfon que estaba en la misma parcialidad, confederacion y adversidad que su ilustrísima contra el citado Aguilar y consortes; y aunque decia que habia seguido los dichos procesos á peticion del cabildo, no era así, ni pasó tal cosa.

¡Si yo pudiera creer que al otorgarme este favor, usted se muestra bien dispuesta a acceder a mi petición! murmuró Huberto apoyando sus labios sobre la fina mano que la joven le tendía para darle un adiós definitivo.

La petición de Cristo, "no nos induzcas en tentaciones y líbranos del mal", nunca ha sido oída o nunca ha sido concebida. Siempre estamos inducidos a la tentación, nunca estamos libres del mal de este lado de las puertas de la muerte.

Las pasiones anteriores enmudecían. Nadie osaba insinuar una petición por miedo a verla aceptada, teniendo que descender a la asfixiante penumbra del camarote removida por el aleteo del ventilador. Y fue en esta hora cuando Ojeda entabló su cuarta conversación con Mina Eichelberger. Habían cruzado la palabra por vez primera en la tarde anterior, al avistar el buque las islas de Cabo Verde.

Le conozco a usted lo bastante para saber que no tengo que añadir ni una palabra más, porque cuando el afligido acude a usted en demanda de auxilio jamás necesita hacerlo más que una sola vez. »Aún espero de su bondad, otro favor. No le sorprenda mi petición, padre mío: olvídese de que se la hace un hombre a quien inmerecidamente tiene todo el mundo por una lumbrera médica de los tiempos actuales.

Palabra del Dia

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