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Actualizado: 2 de junio de 2025
El buque encalla en la costa de África, y empieza entonces una serie de escenas, en las cuales el terror y la compasión, y las pasiones más tiernas y enérgicas rivalizan entre sí para perturbar el ánimo de los espectadores y hacer en ellos impresión profunda.
Sus ojeras eran más obscuras y extensas que de ordinario; había adelgazado mucho; la palidez de su rostro hubiera inspirado miedo, si su rostro no hubiera sido tan hermoso; su distracción y su embebecimiento parecían á veces más propios de un ser del otro mundo que de una criatura de éste, y en su andar vacilante y en el brillo momentáneo de sus ojos, seguido siempre del prolongado adormecimiento de tan divinas luces, había como un mal agüero, como un anuncio fatídico, que no pudo menos de perturbar la férrea conciencia de Doña Blanca, de doblegar bastante su inflexibilidad, y de aterrarla por último.
Es, pues, evidente, que apreciada y conocida la accion del medicamento en toda su estension, ofrece una esfera de actividad mucho mayor, grupos diferentes de síntomas, que exigen, por consiguiente, una posologia mucho mas estensa, y que abrace todas las dósis, puesto que debe responder á todos los efectos del medicamento, efectos, que son nerviosos, sanguíneos, ó que consisten en lesiones orgánicas; en lugar, pues, de esta terapéutica grande, natural y eminentemente eficaz y útil, la escuela italiana se limita á perturbar y á producir una sedacion que es la opresion de la vitalidad, en lugar de calmar la actividad y dirigirla en armonía con el antiguo precepto: Quo natura vergit eò ducendum; para la escuela italiana la naturaleza no es la naturaleza medicatriz de Hipócrates : Natura morborum medicatrix.
Sus esfuerzos por despertar la conciencia de la moribunda, por conmover su corazón e inspirarle mejores sentimientos, me parecían a la vez crueles y patéticos. ¿Para qué perturbar a aquella miserable bestia humana en su lucha suprema contra la disgregación? ¿Para qué exponerse a hacerla ver el negro abismo en el que estaba ya medio caída? Me aproximé a Elena y traté de llevármela.
Los cabellos de Absalón .Calderón Esta magnífica tragedia ocupa lugar preferente entre las obras de nuestro poeta: la vida poderosa, que bulle en ella; su movimiento solemne é imponente, y el gran número de sus bellezas aisladas, brillantes, ó graciosas, ó duras, ó apasionadas, juntamente con el delicado sentimiento artístico, que modela todas sus partes, pintando con la mayor naturalidad las aberraciones más vehementes de la pasión, no son parte bastante á perturbar en lo más mínimo la tranquilidad y la belleza ideal, que reunen en todo el conjunto de este cuadro sublime.
Ahuyentaría o ignoraría los espectros recónditos, que, de vez en cuando, se entrometen a perturbar el buen concierto de las potencias del alma y anublar la cálida luz del corazón; esos espectros que, aunque ofuscaciones de la imaginación, se proyectan sobre el mundo exterior en forma de figuras odiosas y agresivas, como si de veras existiesen en carne y hueso, y son sólo alucinaciones.
Por esto, aunque a la perspicacia de doña Manolita no pudo ocultarse largo tiempo aquella inclinación irresistible de dos almas, doña Manolita no dejó nunca de hacer justicia a doña Luz, y reconoció y declaró, allá en el fondo de su pecho, que en el de su amiga no había la más leve intención de perturbar el ánimo del Padre ni de atraerle con coqueterías culpadas.
Estas cosas más redundan en profanación que en provecho del culto de Dios, y tienden manifiestamente, como ha probado la experiencia, á excitar la risa del pueblo, á distraerlo de su devoción y á perturbar el oficio divino. V. la prolija descripción de estas representaciones en los Anales de Sevilla, de Ortiz de Zúñiga, edición de 1799, tomo III, págs. 339 y siguientes. Ibid., tomo III, pág. 365.
Damián de Goes, haciéndose seguir de Miguel de Zuheros, de Tiburcio y de los dos forasteros desconocidos, llegó donde estaba el Rey y le refirió todo el suceso. Dirigiéndose el Rey al anciano desconocido, le preguntó: ¿Y tú quién eres y de dónde sales, viniendo a perturbar la alegría y la paz de Lisboa en ocasión tan solemne?
Entre tanto, muy rara vez llega á perturbar algun viagero esta hermosa soledad, que no ostenta mas adornos que la rica vegetacion de sus sombrías florestas, pues hasta los pájaros solo cruzan por acaso y sin jamas detenerse.
Palabra del Dia
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