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Actualizado: 3 de julio de 2025
Se abrió, dando paso a una ráfaga de viento cargada de lluvia, que hizo estremecerse las luces del candil y refrescó el denso ambiente de la cocina. Iluminóse con el resplandor de una exhalación el negro rectángulo de la puerta, y todos vieron en ella, sobre el cielo lívido, una figura encapuchada, una especie de penitente, chorreando lluvia y con el rostro casi oculto.
Distínguense, además, por los atributos que en sus manos tienen: David lleva el arpa; Salomón, un modelo del templo, y Moisés, las Tablas de la Ley. Como los profetas hicieron vida áspera y penitente, y no se cuidaron mucho del primor y de la elegancia en el vestir, se llaman los ensabanados, porque sus túnicas y mantos están hechos con sábanas.
La voz del penitente era tan suave, que Roberto Vérod se sintió hondamente conmovido. Todavía vive; en todas las cosas bellas, en todas las cosas buenas: habla dentro de nosotros, y nos aconseja. Ella me ha dicho que venga a ver a usted, usted que la ha amado, que obtuvo su amor, sabrá lo que ha de hacer de mí.
El ermitaño que iban a visitar era un varón muy penitente y estaba en olor de santidad. El vulgo pretendía también que el ermitaño era inmortal, y no dejaba de tener razonables fundamentos para esta pretensión. En toda la comarca no había memoria de cuándo fue el ermitaño a establecerse en lo recóndito de aquella sierra, en la cual raras veces se dejaba ver de ojos humanos.
No hay amigo que lo confíe a su amigo, ni un marido que lo murmure a su compañera en el silencio y la obscuridad de la noche, ni un penitente que se atreva a decirlo a su confesor; la oración misma, que nace en el más profundo arrepentimiento y sube hacia el Cielo, lo pasa fraudulentamente en silencio. Dios tiene derecho a saberlo todo, todo, excepto esa infamia.
Este empeño no podía ser más natural ni más propio de las mujeres. ¿Cuántas de ellas no han soñado con traer o han traído, ya herejes o paganos al gremio de la cristiandad, ya desaforados criminales a una vida penitente, y ya a la templanza, a la paz y a las costumbres morigeradas a hombres crapulosos, jugadores y pendencieros? La tentación de Rafaela era difícil de vencer.
Salió en forma de penitente con sambenito de dos aspas, y vela verde en las manos. Leyósele la sentencia con méritos, abjuró formalmente sus errores, fue reconciliado en forma, advertido, reprendido y conminado; condenado a dos años de hábito y cárcel, y confiscación de bienes.
Y como era hombre que entendía bien su interés y su conveniencia, pero que de almas sabía poco, jamás llegó a comprender ni a darse cuenta de las singulares transformaciones del alma de María Antonia, convertida de súbito de libre cortesana en austera penitente, y de austera penitente en algo a modo de vengadora y aterradora Furia.
No me parecías allí virtuoso penitente, ministro del Altísimo, sino energúmeno o criatura poseída de un enjambre de demonios. Así cuidaba Tiburcio de consolar a Morsamor, no probando que era dichoso, sino tratando de probar que otros habían sido más desdichados.
Viéndola así, la cabecita de penitente inclinada, misia Gregoria, afligidísima, la volvió a besar, a estrechar contra su pecho. ¡Por Dios! ¿qué había hecho ella tan malo, qué crimen había cometido, para ser así castigada en sus afecciones? Su hija, su adorada santita, renegaba de ella, acusándola quizá de verdugo, de madre sin entrañas. Pero, si era por su propio bien, que lo hacía...
Palabra del Dia
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