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Actualizado: 16 de noviembre de 2025


El cortesano vicioso, para utilizar esta coyuntura, sale secretamente de Toledo, y hacia la media noche penetra en la habitación de Don García por una ventana que ha abierto su cómplice; pero, con gran sorpresa suya, se encuentra con el dueño de la casa, que, por un motivo casual, ha regresado á ella antes de lo que se pensaba.

Lo que más nos encanta, es el juego de luz que penetra en las profundidades del agua y nos ofrece delicadísimos espectáculos, incesantemente modificados por los rizos y las ondulaciones de la superficie.

Como símbolo del tiempo que todo lo modifica, la gota, cargada de la piedra que ha disuelto, hace desaparecer lentamente las huellas de nuestros crímenes. Hasta las grutas dejan de existir por la acción del tiempo. La lluvia que cae sobre el monte y penetra en las fisuras de la piedra, se carga constantemente de moléculas calcáreas.

Fausto, llevado de su anhelo incesante, penetra en el seno de la Naturaleza, quiere desentrañar sus arcanos y el origen de los seres. Su amor a Elena, esto es, su afán de poesía y de hermosura, no se entibia sin embargo. Nada distrae a Fausto de este amor. Halla al centauro Chiron, monta sobre sus espaldas, y corre en busca de Elena.

Por otro lado, la sólida casa del pescador, y aun del hombre de la clase media, suele ser baja y húmeda, incómoda, inconveniente para ciertas disposiciones. Muchas veces no sólo carece de doble y grueso techo, sino que tiene un sencillo envigado por donde penetra y sube á las habitaciones superiores el aire frío de los bajos.

El viento que penetra por la ventana entreabierta la ha producido, sacudiendo la luz de las bujías. Y se levantó bruscamente, para cerrar la ventana, volviendo a arrellanarse después en su asiento. Pero, realmente, don Fernando parecía haber cambiado de postura y estar poco dispuesto a tomar de nuevo la que le diera el pintor... Me siento mal se repitió su último heredero. No, no puede ser así.

Hizóse esto con mucho arte, porque siempre se temió, que viendo el ejército al infante no aclamase luego al rey, y le admitiese. Pareció á todos el consejo avisado y cuerdo; porque el vulgo ignorante raras veces penetra segundas intenciones, y así le siguieron.

Toda vida inocente tiene derecho á disfrutar momentánea dicha, cuando el individuo, por inferior que sea la escala en que la Naturaleza le haya colocado, rompe el estrecho límite de su Yo individual, quiere una perpetuación de mismo, y en medio de su obscuro deseo penetra en el infinito do debe perpetuarse.

Otras veces ha habido que bajarlos con cuerdas, como al minero que penetra en las entrañas de la tierra. Pero si algún sabio ha explorado así los pozos de los ventisqueros, con las necesarias precauciones, en cambio muchos desgraciados pastores han encontrado la muerte en ellos.

Nos fingimos por acá, y por muchas otras tierras, un París encantado, donde, si va uno con dinero, se pasea en los jardines de Armida, desembarca en la isla de los amores de Camoens, y penetra en el propio paraíso de Mahoma. Si el mal se detuviese en esto, yo me callaría; pero el mal no se detiene.

Palabra del Dia

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