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Actualizado: 29 de mayo de 2025
Palabras sueltas llegaban... que si era santa de pega; que si era una ladrona que se fingía beata para robar mejor... que si era una lame-cirios y chupa-lámparas... En fin, aquello se iba poniendo malo, y no tardó en demostrarlo una piedra, ¡pim! lanzada por mano vigorosa, y que Benina recibió en la paletilla... Al poco rato, ¡pim, pam! otra y otras.
Sí, sí, invención mía fue. El que ha llevado tantas riquezas a la señora será otro, algún D. Romualdo de pega... hechura del demonio... No, no, el de pega es el mío... No sé, no sé. Vámonos, Almudena. Pensemos en que tú estás malo, que necesitas pasar la noche bien abrigadito.
Cierto que algunas veces el esposo maltrata á la esposa, la pega y hasta la mata; pero nunca la desprecia..... ¡Es que el pobre hombre tiene celos, ó es, más generalmente, que de vez en cuando se le ocurre, como á los pueblos, sacudir la tiranía!
Mas esto no se hace; el hombre se abalanza, se pega á los objetos que le incitan, viviendo tan solo con esa vida exterior que no le deja tiempo para pensar en sí mismo.
Como este primer golpe fue dado sobre el suelo, le pareció a Maximiliano que había retumbado mucho, y entonces puso sobre la cama el cacharro herido. Su azoramiento era tal que casi le pega a la hucha vacía en vez de hacerlo a la llena; pero se serenó, diciendo: «¡Qué tonto soy!
Lo saqué con las puntas de los dedos y lo estuve mirando. Me daba tanto asco como si me lo hubiera encontrado en la sopa. No chisté. Otra noche dijiste en sueños palabras de las que se dicen cuando un hombre se pega con otro. Yo me asusté. Fue aquella noche que entraste muy nervioso y con un dolor en el brazo. Tuve que ponerte árnica.
No, no, no se pega dijo Isidora, atándole en su sitio la falda . No le gusta más que pegar. En las piernas no tiene fuerzas; pero en los brazos... Riquín, hijo mío, dile: «Yo voy a ser un hombre de puños...». ¡Leña a ella!... Como te coja... Cuidado como riñen a mi cabezudito.
La cólera me arrebata al fin, y digo: ¡Habla, o te pego como a un perro! ¡Pega! me dice; lo tengo bien merecido... Merecido o no, vas a responderme. Y entonces, en medio de las lágrimas, de los remordimientos, de las súplicas de ambos, oigo toda la bonita historia.
Y para que este aniversario causara más rumor en el ánimo público, y acudiera gente al teatro, se anunció en algunos periódicos que se diria una misa por el alma de aquel ilustre ingenio, á cuya misa fuéron invitados varios actores y literatos distinguidos, entre ellos D. Narciso Serra, que dijo á los socios, antes de principiar la ceremonia: En esta misa de pega, Presumo que cada socio Rezará por su negocio Más que por Lope de Vega.
¡Es mi marido! Carola, fingiendo tremenda ira, comenzó a gritar: ¿Marido? Embustera, vieja, estantigua, si lo que paece usted es la estampa de las cuarenta horas. Y vuelto el rostro hacia dentro, añadió: Quintinito, hijo, mono, sal y pega un empellón a esta fiera.
Palabra del Dia
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