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Actualizado: 17 de octubre de 2025


Esta actitud de respeto es conveniente al covachuelista, mantiene la disciplina en un Estado bien organizado, y me garantizaba el descanso de los domingos y días festivos, el uso de alguna ropa blanca y veinticinco duros al mes. No puedo negar, a pesar de todo, que yo no tuviese ambiciones, como lo reconocían sagazmente la viuda de Marques y el pedante de Conceiro.

Si yo tuviera una mantilla blanca también me la pondría. Y yo te ahorcaría con ella. ¡Ordinario! Tonta. Esta gente afirmó Isidora con mucho tesón sabe lo que hace. Es la gente principal del país, la gente fina, decente, rica; la que tiene, la que puede, la que sabe. Trampas, fanatismo, ignorancia, presunción. ¿Pues y ?..., grosero, salvaje, pedante... Isidora, mira que eres mi mujer.

Hemos jugado una partida y acabamos de perderla: tratemos de tomar el desquite. Para esto no nos las entendamos con los lacayos, sino con los dueños. ¡Lacayos! repitió Bobart. Sepa usted señor mío.... ¡Nada! interrumpió Roussel; conozco á usted hace mucho tiempo, señor hipócrita, señor pedante.... He dicho lacayo y hubiera podido decir espía....

Este sujeto había estudiado un poco de latín en sus mocedades, y era tan pedante, que sólo por tener alguno con quien lucir su sapiencia, insistió con tío Jeromo un día y otro día hasta que logró decidirle á que su hijo aprendiera latinidades.

Las niñas, observando el ritual a que estaban acostumbradas, me hicieron una reverencia, sin desplegar los labios; D. Paco, tan pedante en Cádiz como en Bailén, hízome grandilocuentes cumplidos y los demás personajes miráronme con recelosa prevención, sin mostrarme urbanidad más que con algunas rígidas inclinaciones de cabeza.

Pase por tu suegro y tu suegra, pero lo que es ése me lo tienes que dejar entre las uñas. En todos los días de mi vida he conocido un ser más pedante y grotesco. ¡Es un infame! ¿Cómo infame? exclamó asustado. , cuando la tontería llega a cierto límite degenera en infamia. Creo haberlo leído en Santo Tomás. Pues Adolfo estudia mucho: se pasa la vida entre libros.

Ha bastado dijo el orador que un pobre pedante que enseña en nuestra Universidad la inútil lengua de los Hombres-Montañas, la cual de nada puede servirnos; ha bastado, repito, que descubriese en un bolsillo del tal gigante un libro del tamaño de cualquiera de nosotros, con unos versos disparatados, propios de su enorme animalidad, para que todos los falsos intelectuales que dominan nuestra organización universitaria, y son retribuidos exageradamente por el gobierno, viesen una ocasión de afirmar su influencia protegiendo á este colosal intruso como un compañero de letras.

Le molestaba además ver citado por su familia como ejemplo digno de imitación á este pedante, que sólo conocía la vida á través de los libros y pasaba su existencia averiguando lo que habían hecho los hombres en otras épocas, para sacar consecuencias con arreglo á sus opiniones de alemán.

Desvanecidas de esta manera mis dudas, quedábame aún que elegir un nombre muy desconocido que no fuese mío, por el cual supiese todo el mundo que era yo el que estos artículos escribía; porque esto de decir, yo soy fulano, tiene el inconveniente de ser claro, entenderlo todo el mundo y tener visos de pedante; y aunque uno lo sea, bueno es, y muy bueno, no parecerlo.

Palabra del Dia

aprietes

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