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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Pero eso no tiene que ver, ¿verdad? Pues ahora soy mucho más mala. ¡Ay!, señora, he cometido un pecado tan grande, tan regrande, que no creo que me lo perdone Dios. ¿Apostamos a que es cualquier tontería? ¡Ay, señora, ojalá fuera tontería!... Voy a decírselo... Pero no me riña mucho... Pues anoche estuvo aquí mi marido, hablamos, y le di veinte duros para que comprara un revólver.

Y conforme lo iba escribiendo, así lo iba pensando el desdichado, pidiéndole al mismo tiempo a la Virgen de Regla que le sacara en bien de aquel par de tiritos que a la mañana siguiente habían de cruzarse... Porque, claro está, que en aquello estaba ya su honor interesado: era negocio resuelto, pecado cometido de que le era ya imposible excusarse.

Pero estoy fatalmente condenado a no poder hacerlo.... Esta única flor de mi existencia es el fruto de mi mayor pecado...: no hablemos de él, que es irremediable; hablemos de ella, de la pobre flor sin sombra. ¿No estoy aquí yo? ¿De nada podré servirle cuando tanto la quiero? ; que la servirás de mucho: esa es mi esperanza.... Pues ordene usted, señor.

Confiese usted que ha sido una locura, un disparate, lo que ha estado usted haciendo. No niego yo que la Juanita es guapa, aunque más que de honrada mocita tiene trazas de desaforada marimacho o de desenfrenada potranca. Pecado y vicio sería ir allí solo y como favorecido vencedor; pero ir en competencia con Antoñuelo, francamente, yo no acierto a calificarlo.

Era Sor Natividad vizcaína, y tan celosa por el aseo del convento que lo tenía siempre como tacita de plata, y en viendo ella una mota, un poco de polvo o cualquier suciedad, ya estaba desatinada y fuera de , poniendo el grito en el Cielo como si se tratara de una gran calamidad caída sobre el mundo, otro pecado original o cosa así.

8 Entonces el pecado, cuando hubo ocasión, obró en por el mandamiento toda concupiscencia. Porque sin la ley el pecado estaba como adormecido. 9 Así que, yo sin la ley vivía por algún tiempo; mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; 12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, a me es hecho muerte?

Doña Luz no tenía la culpa de aquel amor que agradecía, ni de aquella muerte que lamentaba. Su amistad, admiración y veneración al Padre no podían haber sido mayores. Si el Padre le hubiera inspirado otro más vivo sentimiento, ella hubiera pecado contra Dios, contra el mundo, contra su honra y contra su decoro.

El dinero no se suprime afirmó Pecado rebelándose tenazmente contra la incontrovertible sabiduría del maestro. Hombre, que . Pues yo quiero ser rico. ¡Ser rico! ¿Y qué es la riqueza, bruto? Es una cosa convencional, acémila.

Me precio de pobre de espíritu y no quiero gravar mi alma con tal pecado.

Sin el remordimiento de la culpa, ¿habría pensado en la muerte? ¡A no haber sido mi caída, habría continuado viviendo como hasta ahora! Deseaba morir, porque creía haber pecado; ¡pero ahora ya no, ya no, ya no!... ¿ has hecho eso? Lo he hecho y lo volveré a hacer. Le amo, es mío, para siempre. ¿Quieres saber desde cuándo? ¿Quieres saber cómo? ¡Cállate! ¡No me provoques!

Palabra del Dia

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