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Actualizado: 19 de mayo de 2025
De este modo confuso y como entre nubes forjó sin duda el P. Enrique, a quien el trato de doña Luz encantaba, si no un plan, una ilusión, una esperanza, algo de un porvenir meramente amistoso, aunque lleno de ternura. Apenas se daba razón de lo que forjaba, pero ciertamente lo forjaba. Lo que forjaba era, por otra parte, tan sin asomo de pecado, que no suscitaba escrúpulos.
No me dan ellas todo el pan que me nutre el cuerpo, pero me ayudan a conservarle; y como a la par que convenientes, me son muy agradables y las tengo por honrosas, ¿a qué acusarme de ellas como de un pecado contra los timbres de mi linaje?
25 Habla a Aarón y a sus hijos, diciendo: Esta [será] la ley de la expiación [del pecado]; en el lugar donde será degollado el holocausto, será degollada la expiación por el pecado delante del SE
Pero quedaba lo del Arca con todas las especies de animales; quedaba la torre de Babel; quedaba el pecado, que pasaba de padres a hijos, y quedaba Josué parando el sol..., en vez de parar la tierra.
Y no permita el cielo que la paz del alma de usía se turbe y que se obscurezca su luz, al pensar usía en mi último pecado y en el único sin duda que usía cometió por mi causa e instigado por mí y por todos los espíritus del Averno que me auxiliaban entonces.» Así terminaba el escrito de la Caramba.
En la especie de asombro indignado que expresaba su cara, comprendí que me había visto perfectamente meterme el sobre en el bolsillo. ¿Qué preciosos papeles son esos, Elena, que guarda con tanto misterio? Estaba yo como la grana y traté de responder riendo: La curiosidad es un pecado de mujer; los sabios lo han dicho. ¿Es una carta? Aunque así fuese... ¿Una carta para usted?
Esta criatura, blanca y silenciosa como un copo de nieve, que poseía la fragancia de los lirios, la inocencia de las palomas, la dulzura melancólica de una noche de luna, esparcía sobre su alma, atormentada por el remordimiento, un bálsamo que la refrescaba deliciosamente. ¡Cuántas veces, teniéndola entre sus brazos, se preguntaba sorprendido cómo un ser tan inocente, tan puro, tan divino, pudiera ser hijo del pecado!
32 Y no llevaréis pecado por ello, cuando hubiereis ofrecido de ello la mejor parte; y no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis. 1 Y el SE
Lo que me importa es que me respeten. ¿Qué segundo pecado original es el mío, que no hay bautismo que lave? ¿Qué mancha indeleble ha caído sobre mí que no hay nada que limpie? ¿Qué vicio innato hay en mi sangre del que yo no puedo purificarla? ¿Por qué se supone tal mí flaqueza que necesite yo refugiarme en un convento para resistir las seducciones y los peligros del mundo?
1 ¿Pues qué diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia crezca? 2 En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en el Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte?
Palabra del Dia
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