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Actualizado: 6 de septiembre de 2025


Cuando vio al toro con las patas inmóviles, el mismo público le impulsó con sus consejos. «¡Ahora! ¡Tírate!» Y Gallardo se arrojó sobre la bestia con el estoque por delante, saliendo de la amenaza de los cuernos rápidamente. Sonó un aplauso, pero fue muy breve, siguiéndole un murmullo amenazador, en el que se iniciaron estridentes silbidos.

Es éste un monstruo, empero provisto de sentidos superiores, el cual tiene dos ojazos de púrpura. Poco movible y verdadero tardígrado, en cambio ve y está armado, pues ostenta en sus sólidas patas uñas muy pronunciadas, que le sirven para asirse en caso de necesidad y sin duda también para pelear.

En el centro, y cerca del diván, se levantaba una mesa servida con gusto y riqueza exquisitos; pero en lugar de ser sostenida sólo por las patas, cuatro ligeras cadenas la ataban al suelo, para librarla de los vaivenes.

PERDICES RELLENAS. Se hace un picadillo con el hígado de las perdices, tocino raspado, sal, perejil y cebollas; este relleno se mete en el cuerpo de la perdiz y se cuece; en seguida se vuelven las patas sobre el pecho, se rehoga en la cacerola con manteca, y después se pone a asar. Se sirve con jugo claro o zumo de limón o naranja.

Las patas de las sillas, nada firmes, se enredaban entre los descosidos de la pleita a listas blancas y encarnadas; al aparador, huérfano de molduras, que arrancó el paño de la limpieza, le faltaban tiras del chapeado de caoba; los pocos enseres que sustentaban las tablas, eran platos ordinarios, vasos de vidrio, tazas de loza, floreros de cristal, comprados en banasta de a real y medio la pieza.

Avanzaba lentamente, casi a tientas, por aquel camino hollado por las patas de los animales, repitiendo: «¿Quién está ahí? ¿Quién me llamacon creciente emoción y como si cada momento vacilara menos para reconocer al que le llamaba cuando le creía tan lejos. ¡Andrés! le dije por tercera vez cuando ya no le quedaba dar más que dos o tres pasos.

La más triste cosa del mundo era para la madre aquel pavo con patas de alambre clavadas en tablilla de barro, y que en sus frecuentes cambios de postura había perdido el pico y el moco. Aquélla estaba traspasada de dolor; en éste, el dolor se agravaba con un remordimiento agudísimo.

Es gallardo, vivo; se yergue hasta poner en el aire las cuatro patas anteriores; sube por las paredes, y corre, seguro, por el cristal; da, de cuando en cuando, rápidos saltitos; se deja caer del techo, y permanece un instante balanceándose cogido a un hilo tenue.

Así, familiarmente, ni más ni menos que si fuese pariente suyo, llamaban marido y mujer a un niño Jesús que tenían en el gabinete, colocado sobre una antigua mesa de hierros y patas torneadas, con un monumental florero de trapo a cada lado, y una lamparilla delante.

Su pan se lo pasaba á la mula, dándole además generosamente los piensos guardados en un saco sobre las ancas del animal. Podía comerlos todos: lo importante era que continuase marchando.... Pero una mañana, en mitad de la jornada, cuando Ovejero se creía cerca de la tumba, el animal dobló sus patas y acabó por tenderse en el suelo.

Palabra del Dia

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