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Actualizado: 24 de junio de 2025
En tanto el Corsario la costa admirando Saluda aquel rio de gracia inmortal, Y en alto levanta, su sien desnudando, Tres fajas de blanco y azul celestial. Y dice las islas y el bosque mirando: «Lavalle y sus bravos aquí me hallarán, «Y el rio en mi barco, veloces pasando, «Mi vida y mi barco por suyo tendrán!»
Del ensayo resultó que para evitar el pronombre daba la pobrecilla infinidad de rodeos y se metía en una serie interminable de perífrasis: si se aventuraba a dirigirme un tú, lo hacía bajando la voz y pasando como sobre ascuas. Cuando empezó el segundo acto, volvió a escuchar atentamente.
Dio algunas vueltas en esta forma y luego, pasando por delante de las colmenas y deteniéndose en cada una, las abejas fueron levantando el vuelo y metiéndose cada cual en su casa. Ya lo ven ustedes como no había miedo dijo viniendo hacia ellos completamente limpio . Ni una sola me ha picado; no han hecho las pobrecitas más que darme la bienvenida.
Prescribe Horacio que no se hagan ciertas cosas delante del pueblo: Nec filias coram populo Medea trucidet: y lo que Horacio prescribe para lo trágico debe aplicarse á lo erótico también. No conviene introducir al pueblo en la alcoba ni imitar al rey de Lidia con Giges. Contra esto peca usted, no pasando de ligero, sino deteniéndose en pormenores con exceso de morosa delectación.
No parece que ocurriera á nadie hacerlo: las galeras zarparon al amanecer del día 16, pasando á Seco del Palo en espera de las naves y aun de las galeras rezagadas, en número de ocho, á saber: las cuatro de Malta, dos de Mónaco y las patronas de Doria y de Sicilia.
Me horrorizaría un hombre que por una cuestión de honor hubiera matado a un semejante suyo... ¿y estos libros?... añadió pasando con la mayor facilidad de un objeto a otro. ¡Novelas!... Creo que en lo peor en que puede ocupar un hombre su talento, es en escribir novelas. ¿Por qué? ¿No basta la vida real? ¿qué necesidad hay de exagerarla? La novela enseña. La novela vicia las costumbres.
Siguieron pasando días sin que nada interrumpiese la monotonía de aquella larga navegación. La Providencia, el destino, los genios o los númenes que gobiernan el viento y las olas, o la misma estrella de Morsamor, según cada uno quisiera explicárselo, dispusieron las cosas de manera que la nueva Argo no halló en su camino tierra alguna donde pararse.
Pasando por Malta navegó entonces á Atenas, en donde la embajada del imperio fué saludada con entusiasmo por los alemanes allí residentes, considerándola como anuncio de la unidad tan deseada de su patria, siendo también recibida por el rey Otón con la mayor alegría.
Ya estaba arrepentida de su proposición. Dejaba transcurrir el tiempo pasando infinitas veces el cuchillo sobre las hilas, con los ojos bajos, fingiendo gran atención a la tarea que tenía entre manos. Al fin, haciendo un supremo esfuerzo, tomó la tableta, y levantando la cabeza hacia su cuñado, le dijo con afectada indiferencia: Cuando quieras. Gonzalo, con mano vacilante, bajó la ropa.
Luego se instaló en París, por ser esta capital más de su gusto y poder encontrar en ella á numerosos compatriotas. La princesa Lubimoff trataba bien á esta parienta, pero su amistad sufría bruscas alteraciones, pasando por cariñosos entusiasmos y repentinos desvíos.
Palabra del Dia
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