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Actualizado: 18 de junio de 2025


Cuatro años de separación la habían ido acostumbrando a vivir lejos de ella con sosiego. Cumplido este importante negocio, a París con la doncella, con la de marras. Un mes pasó allí. ¿Qué hizo? Contra su costumbre, está poco explícita la marquesa en este pasaje de sus Apuntes: acaso porque la materia no daba de para cosa mejor; quizás por todo lo contrario.

Marenval se subió el cuello de su gabán de pieles, alzó los ojos hacia la puerta que se abría delante de él y, ya mal humorado sin más que haber mirado aquel pasaje poco atrayente, entró resueltamente en el patio.

Dos jóvenes que acaban de salir de la escuela de retórica, que recuerdan perfectamente cuanto en ella se les ha enseñado, que serían capaces de decorar los libros de texto de un cabo á otro, que responden con prontitud á las preguntas que se les hacen sobre tropos, figuras, clases de composicion, etc., etc., y que en fin han desempeñado los exámenes á cumplida satisfaccion de padres y maestros, obteniendo ambos la nota de sobresaliente, por haber contestado con igual desembarazo y lucimiento, de manera que no era dable encontrar entre los dos ninguna diferencia, estan repasando las materias en tiempo de vacaciones, y cabalmente leen un magnífico pasaje oratorio ó poético.

Pero ¡esto es absurdo! ¡Esto es desconocer la realidad! Y Sarrió se remueve en su asiento, torna a leer el pasaje, lo lee de nuevo. , esto es negar la evidencia; esto es trastocar el orden natural de los fenómenos. Porque un conejo de monte, siempre, desde el origen de las cosas, ha tardado en cocerse más que uno casero. Y Sarrió siente que su fe en este libro, único para él, vacila.

La turbia claridad que bajaba de las nubes alumbraba apenas el libro. Ramiro leía por tercera vez el mismo pasaje de «La vanidad del mundo»: «Si fingiéramos que la tierra estuviese en el cielo estrellado y la tornase Dios clara como una de las estrellas, no se podría de acá abajo divisar por su pequeñez.

Con voz amenazadora hizo memoria de un pasaje clásico bien conocido del profesor. Su homónimo el viejo Ulises, al volver á su palacio, había encontrado á Penélope rodeada de pretendientes, y acababa con ellos colgándoles de una escarpia por la parte más viril y dolorosa.

Esto ya está visto. ¿Si fuésemos a visitar algo más interesante?... Su pasaje por las calderas fue breve; las hornallas en fila expelían un calor infernal. Asomáronse a un departamento negro, en el cual se agitaban varios hombres medio desnudos, con un gorrito blanco en la cabeza.

A la que hacia la Maria, al Jesus y al Joseph, que eran marido y muger y fijo, porque el misterio y representacion fuese más devotamente, mandó el cabildo dar 2 florines de oro ó 32 s.» Digno es de atención el pasaje, en que se habla de representaciones dramáticas en las fiestas de los Inocentes, pág. 155.

Poseía una bella voz, y le cantaba los aires que más le gustaban, pero así que su canto expresaba un poco de pasión: ¡No! ¡No! exclamaba su marido burlándose , ¡menos alma, querida, o me desmayo! Gustaba ella de los poetas y romancistas ingleses: elogiábale a Tennyson, a quien adoraba y empezaba a traducirle un pasaje.

El pobre Linneo tenia recogidas unas florecitas y las estaba distribuyendo, cuando pasan por allí Tasso y Milton recitando en alta y sentida voz un soberbio pasaje, y no advierten que lo echan todo á rodar, y que con una pisada destruyen el trabajo de muchas horas.

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