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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Más respeto a mis canas, niñas exclamó afligido el anciano . Si no fuera porque las he visto nacer, porque las he criado a mis pechos, porque las he cantado el ro-ro... Presentación haciendo gestos de delicada urbanidad, remedando a una persona que durante el paseo encuentra en la calle a un conocido, parose ante D. Paco, hizo una graciosa reverencia y le dijo: ¡Oh! Sr.
Paróse Zadig y le hizo una profunda reverencia, á que correspondió el ermitaño de manera tan afable y tan noble, que á Zadig le vino la curiosidad de razonar con él. Preguntóle qué libro era el que leía. El libro del destino, dixo el ermitaño: ¿quereis leer algun trozo?
Paróse un poco á reflexionar, y dándose un puñetazo en la frente, exclamó para sí: «Así se llamaba uno que estudió conmigo latín; aquel madrileñito que estaba de temporada en la villa, adonde había ido su padre á tomar aires.... Pero no es posible.... Aquel chiquillo tan enclenque y enfermizo que me sacaba los significados, no puede haber subido tan alto.... No, señor.... Y ahora que me acuerdo, no me envió los tirantes de goma que me ofreció para cuando llegara á Madrid, por haber cargado yo con la culpa de esconder las disciplinas del dómine, ni me pagó nunca dos reales y medio que le presté.... ¡Si fuera él!...»
E el Emperador, despues que sopo todo el fecho, fizo sus firmas sobre ello, e llamó omes del logar, e fuesse con ellos, e paróse con ellos a la puerta del Infançon, e mandól llamar que saliesse al Emperador que le llamava.
Caía la nieve á chaparrones, y al otro dia Candido arrecido llegó arrastrando como pudo al pueblo inmediato llamado Valdberghof-trabenk-dik-dorf, sin un ochavo en la faltriquera, y muerto de hambre y fatiga. Paróse lleno de pesar á la puerta de una taberna, y repararon en el dos hombres con vestidos azules.
El Delfín sintió aquellos pasos detrás de sí, y una misteriosa aprensión, la conciencia tal vez, le dijo de quién eran. Volviose a punto que la temblorosa voz del otro decía: «Oiga usted». Parose en firme Santa Cruz, y aunque no le conocía bien, le tuvo por quien era sin dudar un momento. «¿Qué se le ofrece a usted?».
Sintió gran algazara, paróse maquinalmente y tuvo intenciones de entrar. "No dijo dominándose no entraré." Y al mismo tiempo dió un paso hacia la puerta. Sin embargo, atracción fatal le arrastraba hacia aquel recinto, abismo de sus primeras y más bellas ilusiones. Los sonidos que allí dentro se oían retumbaban en su cerebro como ecos infernales de singular fascinación.
Cuando vio la calle, sus ojos se iluminaron con fulgores de júbilo y gritó: «¡Ay, mi querida calle de mi alma!». Extendió y cerró los brazos, cual si en ellos quisiera apretar amorosamente todo lo que veían sus ojos. Respiró después con fuerza, parose mirando azorada a todos lados, como el toro cuando sale al redondel. Luego, orientándose, tiró muy decidida por el paseo abajo.
¿Qué ocurre? ¿qué hay? continuó Sandy con voz aguardentosa. ¡Levántese, hombre degenerado! dijo exasperada. ¡Levántese y váyase a casa! Sandy se levantó zigzagueando. Medía seis pies de altura; doña María temblaba. Sandy adelantó con ímpetu algunos pasos y parose de súbito. ¿Por qué me he de ir a casa? preguntó de repente con seriedad.
El marqués paróse delante de ella, agitadas las manos por un ligero temblor, encendidas la frente y las mejillas, porque la cólera había acabado por trastornarlo, y siempre balbuciente ensayó formular una disculpa.
Palabra del Dia
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