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Actualizado: 2 de julio de 2025
¡Que vengan después a decirnos que estamos en crisis! exclamó don Raimundo; mire usted, amigo Esteven, el movimiento y la vida de esta ciudad populosa y rica; todos parecen nadar en la opulencia y llevan cara de satisfacción. Allí va la mujer de S *, el fantasmón de quien le hablaba hace poco: fíjese en su tren de princesa; entretanto, el marido no paga a nadie. Y así muchas y muchos.
Salí de la muralla, y volviendo los ojos no vi sino el lienzo liso y sin lesión alguna, yendo a buscarte con el desconsuelo que puedes imaginar, pudiendo decir sólo que nada en el mundo podrá aliviarme el pesar de haber perdido la mayor dicha y opulencia que puede esperar el hombre, habiéndolas tenido a tiro de la mano.
La opulencia de la mina y la generosidad de Salcedo y de su hermano don Gaspar atrajeron, en breve, gran número de aventureros a Laycacota. Oigamos a un historiador: «Había allí plata pura y metales, cuyo beneficio dejaba tantos marcos como pesaba el cajón. En ciertos días se sacaron centenares de miles de pesos».
Ante la escalinata del hotel, la esperaba el automóvil, una máquina soberbia que había costado á Sánchez Morueta cincuenta mil francos en París y de la que apenas hacía uso, habituado como estaba al carruaje de sus primeros años de opulencia, el cual, al mecerle sobre los relejes del camino, le hacía pensar en sus negocios, como si el movimiento sacudiese sus ideas adormecidas.
Pero el tiempo y el desórden en las construcciones de la gran ciudad han confundido los escenarios del drama, de tal manera que el observador no necesita de largas peregrinaciones al traves de los barrios desiertos para descender al abismo de miseria y degradacion que se esconde bajo el oropel y la ostentosa opulencia de una industria exuberante pero viciosa en su organismo.
Poco después bufaba lleno de furia porque le venían malas cartas. A pesar de su opulencia jugaba siempre con el mismo afán que si le importase mucho la perdida o la ganancia de unos cuantos duros. Si la suerte le era adversa se ponía de un humor endiablado, murmuraba y hasta llegaba a decir frases inconvenientes a los compañeros.
Alojaba en una modestísima posada de la Corredera baja de San Pablo, pagando nueve reales al día. El pobre Brutandor, apesar de sus apellidos ilustres y sonoros, estaba muy lejos de nadar en la opulencia. Su padre, según pudo averiguar más adelante Miguel, era un cirujano de un pueblecillo de Extremadura; la carrera se la costeaba un tío cura.
En estos reina principalmente la actividad de la fabricacion, mientras que en el interior está la del comercio; de manera que en aquella parte están aglomerados centenares de miles de obreros, las calles son mas ámplias, las casas mas diseminadas y ménos altas, y se nota por punto general cierto grado de bienestar modesto que está tan léjos de la opulencia y el bullicio como de las miserias de los barrios centrales.
El mundo colombiano, en todas sus regiones, tiene cuanta riqueza puede imaginarse: la naturaleza le ha dado la promesa del mas venturoso porvenir, en la opulencia de su territorio, y en la bravura heroica de sus hijos. Lo que ese hermoso mundo necesita es contacto con las demás sociedades, con todas las razas, con la civilización exterior en todo su desarrollo.
Los quince de Moxos se redujeron á once, y su opulencia, parte de ella trasplantada á los dominios portugueses, causando los progresos de sus establecimientos que tanto nos perjudican. Los infelices indios perdieron aquella inocencia de su buena educacion.
Palabra del Dia
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