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Después de corridas las cortinillas, queda sobrada claridad para lo que tiene usted que hacer... ¡Ah! por si le ocurre llamar mientras esté sola aquí adentro: esta puerta de entrada tiene un cuarterón de corredera: observe usted cómo se abre y se cierra... Por aquí puede usted pedir lo que necesite... ¡Listo, Cornias, que apura el tiempo!... Conque ¿estamos conformes, Nieves? ¿Hay fuerzas? ¿?

En la Corredera, que es la plaza principal, por donde habia de pasar igualmente la regia comitiva, acababa de hacer construir el corregidor D. Francisco Zapata de Cisneros, conde de Barajas, una hermosa fuente de jaspes encarnados y negros, de tres cuerpos con pilon ochavado y dos tazones de elegante forma, que llamó despues la atencion del rey.

Como marino, era entendido, pero algo rutinario. Sabía poco, pero tenía mucha práctica. En El Dragón no se verificaban operaciones con el sextante. Zaldumbide hacía la estima calculando el punto de situación en que se hallaba el barco, la dirección que se debía seguir según las indicaciones de la aguja náutica, y las distancias medidas con la corredera.

Esta basílica cree Gomez Bravo fuese la que hoy se conserva junto á la Corredera con el nombre de Nuestra Señora del Socorro; y añade «que se mantendria á espensas de los cautivos cristianosNo vemos la razon por qué habian de mantener los cautivos esta iglesia habiendo en la ciudad cristianos libres que podian hacerlo; pues á pesar de la gran persecucion tenian en los años posteriores, como acabamos de demostrar, otras basílicas para el culto, alcaldes nombrados por el rey castellano, y libertad suficiente para consagrarles honrosas lápidas conmemoraticias.

Quien se hubiera tomado el trabajo de seguir los pasos de Rubín desde el 69 al 74, le habría visto parroquiano del café de San Antonio en la Corredera de San Pablo, después del Suizo Nuevo, luego de Platerías, del Siglo y de Levante; le vería, en cierta ocasión, prefiriendo los cafés cantantes y en otra abominando de ellos; concurriendo al de Gallo o al de la Concepción Jerónima cuando quería hacerse el invisible, y por fin, sentar sus reales en uno de los más concurridos y bulliciosos de la Puerta del Sol.

Las mareas corren con grande ímpetu á cinco ó seis millas por hora, medidas con la corredera. Observaron que en el plenilunio, la marea comienza á crecer á las siete y cuarto. Entre creciente y menguante, parece se lleva 12 y 3 cuartos de hora.

Los resultados los anotaba todos los días en el cuaderno de bitácora. Yo solía ayudarle muchas veces a echar el cordel de la corredera, y luego a medir. Tenía una corredera antigua. En general, lo que usaba el capitán, el barómetro, los cronómetros, las cartas de derrota, todo era viejo. En su camarote tenía un reloj de arena; lo prefería por seguro y por silencioso. Zaldumbide odiaba lo nuevo.

El aparato que se emplea para estimar la velocidad de las naves, llamado por los marineros españoles Corredera, no se generalizó hasta los fines del siglo XVII, aunque antes se hubieran ensayado diversos mecanismos.

Debia hacerse la proclamacion en la torre del Homenage como era costumbre; pero por haber puesto el Tribunal de la Inquisicion dosel en el Campo Santo, contra el uso de ponerlo en las funciones celebradas con aparato de real representacion, tuvo lugar aquel acto en la Plaza de la Corredera. Este suceso pareció tan mal en la corte, que el inquisidor fué desterrado de los dominios de España.

Prosiguiendo luego el rey su entrada, al llegar á la puerta de la ciudad se situó bajo el dosel que le estaba preparado, prestó su juramento, entró despues bajo el palio de brocado que tenian enfrente el corregidor y otros veinticuatros, y tomando con su numeroso y lucido cortejo la calle derecha, llegó á S. Pedro, se enderezó á la Corredera, subió los Marmolejos arriba, bajó por la calle de la Feria, y salió por la platería al ángulo S-E. de la iglesia mayor . Recorriendo toda su fachada oriental, se apeó en la puerta del Perdon, donde le esperaban ya á pié el obispo con asistentes y diáconos, la procesion de todo el clero y cruces de las parroquias, y los prebendados con sobrepellices y capas de brocado.