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Actualizado: 5 de octubre de 2025


Gustavo Doré había dibujado según decían muchos isleños en estos olivares sus más fantásticas concepciones, y el recuerdo de dicho artista trajo a la memoria de Jaime el de otros más célebres que pasaron también por el mismo camino y vivieron y sufrieron en Valldemosa.

Sus viñas, sus olivares, sus huertas y sus cortijos eran conocidos por de Doña Blanca, y no por suyos. Aquella anulación marital no había llegado, con todo, hasta el extremo de la de algunos maridos de Madrid, á quienes apenas los conoce nadie sino por sus mujeres, cuya notoriedad y cuya gloria se reflejan en ellos y los hacen conspicuos.

Regresó después de algunos años á Sevilla, donde ya pintaban no pocos famosos artistas, y en 1603 obtuvo una prebenda en la capilla de Olivares, pueblo de la provincia, y capilla que más tarde fué elevada á colegiata, pintando allí, entre otros lienzos, dos cuadros muy notables con asuntos de la vida de la Virgen, y en 1606 otros dos para el convento de Santa Isabel, de Sevilla.

Observaciones extraidas de los viages que al Estrecho de Magallanes han egecutado en diferentes años los Almirantes y Capitanes, Olivares de Noort, Simon de Cordes, Jorge Spilberg, Francisco Drake, Juan Childey, Tomas Candish, Juan Narborough; y noticias adquiridas en las expediciones egecutadas desde esta isla por los Franceses, con la fragata Aguila.

¿Me da vuecencia venia para entrar? decía una voz poco firme y contrariada á la puerta de la cámara del duque de Lerma. Dejad ese despacho, Santos dijo el duque de Lerma á un secretario que trabajaba con él y enviad á buscar á mi sobrino el conde de Olivares. Levantóse el secretario, arregló los papeles, los puso en una carpeta y luego aquella carpeta en un armario. Después salió.

¡Conque el tío Manolillo!... exclamó seriamente admirado Montiño ; esto es grave, gravísimo. ¿Y no os dijo, señor Gabriel, quién era su enemigo? No me lo ha dicho, pero yo lo . ¡Ah! ¿Y cómo lo sabéis vos? ¿Quién es en la corte un hombre que vale tanto como el duque de Lerma el de Uceda, ó el conde de Olivares? ¡Bah! hay muchos: el duque de Osuna. Está de virrey en Nápoles. El conde de Lemos.

La noche de San Juan, comedia de los últimos años del poeta, que, por mediación del duque de Olivares, se representó en el verano de 1631 ante Felipe IV y su corte, describe con los más vivos y gratos colores la velada de la noche de San Juan, y las aventuras é intrigas amorosas que surgen esta noche en medio de su alboroto y alegría.

Las tierras del marqués estaban muy necesitadas de abono. Don Acisclo adquirió para no pocas ovejas y cabras, las cuales, a trueque de algunas hierbas inútiles y tal vez nocivas y de algunos retoños bajos y viciosos, abonaban bien los mejores olivares del marqués. Necesitaba el marqués más dinero; era menester tomarle prestado; no había quien le diese a menos del 15 por 100.

Lo que debe maravillaros, es que siendo vos secretario de Estado universal, no sepáis cosas que han pasado en palacio delante de todo el mundo. No tenéis un sólo amigo junto al rey; entre tanto yo me he visto obligada á ser madrina en nombre de su majestad la reina de los recién casados, cuando era padrino á nombre de su majestad el rey, el conde de Olivares.

¿Aquel que se atrevió á decirnos un día que el infierno era negro como vuestros ojos, y que vuestros ojos quemaban sin llama como el infierno? Pues si es ese santo varón, ya contra quién tenemos que conspirar. ¿Contra quién? Contra el conde de Olivares. ¡Ah! el pobre conde nos va á servir de mucho. Pienso valerme de él para otras muchas cosas. ¡Ah! ya no tenemos tiempo de prevenirnos.

Palabra del Dia

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