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Actualizado: 24 de septiembre de 2025


Fijando la consideracion en todas las afecciones internas, sean las que fueren, no veo en ellas mas que una serie de fenómenos, una especie de rio de existencias que pasan y desaparecen, unas para no volver, otras para reaparecer de nuevo en tiempo diferente, y ofreciéndome expresamente esta diferencia.

En una de estas evoluciones de zigzag, introdújeme en el gabinete frontero, abierto de par en par, y púseme a desarreglar cachivaches y muñecos que estaban bien colocados. En esta ocupación me entretenía, cuando se me aproximó el banquero ofreciéndome su ayuda. Le di las gracias con la menor sequedad que pude, y me pidió la merced de un cuarto de hora para escucharle lo que tenía que decirme.

Esta noche determinó el Capitan comandante, que fuese uno á reconocer la distancia que habia al Rio de Tarija, y las playas del nuestro de Jujuy; y ofreciéndome yo á esta empresa, y pidiéndole me diese alguna regalia para gratificar los indios que encontrase, respondiome: no traia mas que pólvora y balas.

Al día siguiente, cuando aquel excelente caballero se despedia de en la estacion del ferrocarril, en Madrid, ofreciéndome cordialmente su amistad, vine á saber que habia viajado nada ménos que con don José María de Orense, marques de Albaida, grande de España de primera clase, y jefe del partido demócrata español, cosa que vale mucho mas que todas las grandezas de pergaminos.

Las últimas palabras de mi padre fueron estas: «Zuzie, no hagas ninguna transacción en el pleito, nunca, nunca, nunca, y tendréis millones, hijas mías, ¡millones!» y nos besó a las dos, a Bettina y a ... Lo acometió el delirio, y murió repitiendo: «¡MillonesAl día siguiente, se presentó un procurador, ofreciéndome pagar todas las deudas y darme además diez mil dollars, si yo le transfería mis derechos al pleito.

Conque, favor por favor; usted me honra convidándome y ofreciéndome un destino... que buena falta me hace, y yo le declaro a usted que la tal sobrina... puede irse al moro sin que me importe. Vamos, que se ha equivocado usted de medio a medio. Yo no he querido lastimar en lo más mínimo... Esté usted tranquilo; dos hombres formales no pueden reñir por esa... ingrata.

No puedo decirle ahora, D. Ceferino, de qué está hecho; pero no tardará usted en saberlo... Dentro de pocos días empezará a construirse el modelo en París... Ya verá usted, ya verá adónde llega mi nombre... Por supuesto que si Bismarck supiese lo que tiene encima, ya estaría ofreciéndome el dinero que quisiera... Pero yo no le vendo el secreto así me entierre en oro, ¿está usted?... Aunque sea de balde se lo doy yo al francés primero que al pruso... Cada hombre tiene su simpatía, ¡vamos!... Usted tiene más aquel por una persona, y le da la sangre del brazo, y a otro ni el agua...

Tenía la seguridad, por mi parte, de que me estaba enterando de la conversación; pero así y todo, hubiera querido, por muchas razones, escucharla desde más cerca. La dueña de la casa me facilitó un medio, ofreciéndome un asiento para jugar al whist. No soy muy fuerte en el whist; lo juego bastante mal, y pierdo casi siempre, siendo causa esto último de que cada día le tenga más afición.

Noticia que expuse á D. Felix Berroeta, Gobernador de esta, quien la agradeció mucho, y me encargó continuase con toda eficacia la correspondencia con estos indios, ofreciéndome para el fin del descubrimiento, si era necesario, su caudal. Pero con su muerte se frustraron nuestras ideas.

En seguida me propuso que nos tratásemos de , pero después de aceptado se volvió atrás ofreciéndome que yo la tratase de y ella siguiese con el V. No quise conformarme. Pues mire V., yo no puedo hablarle de ; me da mucha vergüenza... Pero, en fin, vamos a ensayar.

Palabra del Dia

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