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Actualizado: 8 de junio de 2025
Otros decían que era un símbolo del sol y los apóstoles las constelaciones del Zodiaco. Ana procuraba retirarse en cuanto podía hacerlo sin ofender la susceptibilidad de aquel libre-pensador que era su padre. ¡Con qué tristeza pensaba la niña, sin querer pensarlo, que los amigos de su padre eran personas poco delicadas, habladores temerarios!
Pero la actitud reservada, aunque atenta y afable de la brigadiera, le imponía respeto y le cortaba los vuelos para desahogar el pecho. Por otra parte, deseaba también entrar en la cuestión de intereses y no se atrevía, temiendo ofender su orgullo.
Porque has de saber que en los reinos y provincias nuevamente conquistados nunca están tan quietos los ánimos de sus naturales, ni tan de parte del nuevo señor que no se tengan temor de que han de hacer alguna novedad para alterar de nuevo las cosas, y volver, como dicen, a probar ventura; y así, es menester que el nuevo posesor tenga entendimiento para saberse gobernar, y valor para ofender y defenderse en cualquiera acontecimiento.
Doña Luz nada sospechaba de sí. Nada tampoco sospechaba del Padre. Le consideraba como a un santo y empezó a amarle y venerarle como aman y veneran a los santos las personas piadosas. Era tal el candor de doña Luz, que hubiera dicho al Padre los sentimientos que le inspiraba, si no hubiera temido ofender su modestia o mostrarse aduladora.
Nicolás repetía una figura de que estaba satisfecho: «Sahumar, sahumar y sahumar». Y a propósito de espliego, a él, físicamente, tampoco le vendría mal... esto sin ofender a nadie. Madrid. Mayo de 1886. Parte tercera Costumbres turcas -i Juan Pablo Rubín no podía vivir sin pasarse la mitad de las horas del día o casi todas ellas en el café.
»Perdone, monseñor, si esta carta le ha podido ofender... es de una pobre muchacha que no conoce el mundo ni los deberes que éste impone; pero que tal vez encontrará ante usted alguna gracia en la escasez de su inteligencia, en la franqueza de su corazón, y, particularmente, en el profundo respeto con que tiene el honor, etc.»
No llevéis vuestra altivez, muy digna sin duda, hasta el punto de ofender á su majestad: aceptad tal como se os da esa compañía, y estad seguro de que ya tendréis más de una grave ocasión de servir á la reina. Sea lo que vos queráis dijo el joven guardando la provisión.
El vestirse de mujer de pueblo, lejos de ofender el orgullo de Isidora, encajaba bien dentro de él, porque era en verdad cosa bonita y graciosa que una gran dama tuviera el antojo de disfrazarse para presenciar más a su gusto las fiestas y divertimientos del pueblo.
Verdad purísima, santa verdad es lo que he referido, aunque parece inverosímil, y aún me callo otras cositas por no ofender el decoro nacional. Después, la graciosa procesión recorrió las calles de Cádiz con grande alegría de todo el pueblo, que se regocijaba con tal motivo extraordinariamente, sin decidirse por eso a vestir a la antigua... ¡Tan grande era su buen sentido!
Tal es mi misión: andar, andar de un lado a otro, con una grave responsabilidad sobre los hombros. Ya volvía la espalda el fraile, cuando Belarmino murmuró: Naturalmente, como usted es un dromedario.... El Padre Alesón se volvió de cara, la expresión en entredicho. Hombre, hombre... tartamudeó, con voz deficiente . Eso es ofender.
Palabra del Dia
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