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Los odios, las perfidias, la usura y la incontinencia representaban en sus correspondientes teatros la mas trágica escena, y perdido el pudor se transgredian las leyes sagradas y civiles con escándalo reprensible.

Había navegado mucho; había vivido largas temporadas en Inglaterra y los Estados Unidos, y de la permanencia en estas tierras de libertad, insensibles a los odios religiosos, traía una franqueza belicosa que le impulsaba a desafiar las preocupaciones de la isla, tranquila e inmóvil en su estancamiento.

Es cierto que los reinados de los godos fueron llenos de fraternos odios, i todo género de insultos i calamidades. Ellos como gente bárbara i rústica estaban dominados por la fuerza de las pasiones, i especialmente por la ambicion, de suerte que con furiosa presteza ejecutaban cuantas maldades les sugerian sus entendimientos desbocados.

Este hombre, sin embargo, no concitaba los odios del vecindario contra , como podía suponerse. En las aldeas y villas, por el trato íntimo, largo y constante de las personas, se penetra más en el alma de cada uno que en las grandes poblaciones. Un trato superficial hace, en éstas, simpáticos a muchos hombres fríos, egoístas y hasta perversos.

No, duque, no, y esa es mi impaciencia; en vano pido á mis vasallos que se avengan, que no luchen, que no se despedacen, porque yo deseo la paz, la concordia; en vano los odios crecen, las enemistades se aumentan, las quejas zumban alrededor mío, y me trastornan. ¿Sabéis que he estado hablando con vuestro hijo el duque de Uceda más de una hora? Me lo habían dicho, señor.

no conoces cómo son nuestros odios había dicho algunas veces a su amiga la jardinera . En la vida vulgar son pocos los hombres que mueren de un disgusto. El que siente enfado se desahoga y recobra la tranquilidad. Pero en la Iglesia se cuentan a centenares los que mueren de un acceso de ira por no poder vengarse, porque la disciplina les cierra la boca y abate su cabeza.

En medio de los rudos episodios del despertar de aquellas multitudes vieron pasar las familiares glebas, sobre el torrente de encontrados odios, la racha formidable de virtudes, la tempestad de las ideas nuevas. Y sobre el mar del popular tumulto, en la corriente de furor insano, como reliquia de inviolable culto, flotaba el arca del saber humano.

Las ideas no entran en juego, sino solamente las personas, y en el terreno más mezquino: rencores, odios, rencillas, lucro miserable, vanidad microbiológica. Un combate naval en una charca.

Vivió pronto no ya en medio de la animacion, sino en una agitacion febril alimentada sin cesar por odios y ambiciones personales: hoy vió entronizar á un emir, mañana le vió deponer por una muchedumbre insensata ó por una soldadesca ébria; precipitóse todos los dias mas á la anarquía y estuvo próxima á una completa ruina.

Consiguientemente, los sentimientos se distendieron y las costumbres se suavizaron por un lado, para contraerse y endurecerse respectivamente, por el otro, hasta que la ciencia moderna, entibiando las esperanzas y los terrores medioevales, desarmó los odios religiosos por la tolerancia y levantó, por la industria y la escuela, en frente de las clases privilegiadas por el nacimiento o la ordenación, las clases privilegiadas por el talento, el saber y la energía, que están transformando al mundo con una rapidez sin igual en la historia de la especie humana.