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A pesar de lo apacible y alegre de mi carácter durante toda mi vida, empecé a sentir entonces, con enojosa persistencia, odio y desprecio hacia misma y hacia la gente que me rodeaba y miedo de verme tan sola, sin haber obtenido nunca sino fugaces amistades y sin contar con persona alguna en quien poner mi confianza y mi profundo y verdadero afecto.

Le habían soltado, le dejaban vivir libremente, sabiendo, sin duda, que en ninguna parte encontraría un rincón para hacer su nido; que sus palabras iban a perderse sin eco en el silencio del terror. Al presentarse en Jerez, los amigos antiguos huían de él, no queriendo comprometerse. Otros le miraban con odio, como si desde su forzado destierro fuese responsable de todos los sucesos.

Luego que Ticio le descubre, percibe á Crisias, y junta la nocion de enemigo, diciendo dentro de : Crisias es mi enemigo; Crisias me quiso quitar la vida; Crisias intentó quitarme la fama. Pero al mismo tiempo se le excita á Ticio la memoria del agravio y maldad de Crisias, y los afectos de ira, de odio, ú de venganza.

Aquel castigo aumentó el odio de Juan hacia Henzar y el Duque, y me respondió de su auxilio y lealtad más que cuanto hubieran podido hacerlo todas mis ofertas y promesas. Poco diré de la llegada de Flavia. Es aquél un recuerdo que no puedo renovar sin dolor.

Y como al decir estas palabras, por más que quisiese disimularlo, se la fuesen los dulces ojos a Margarita hacia Cervantes, mucho tuvo que hacer doña Guiomar para no dar indicios de la enemistad y aun del odio que en aquel mismo punto nació en ella contra Margarita.

Pero queremos ser clementes con todos esos seres impalpables que por tanto tiempo han sido nuestros conocidos, lo mismo con Rogerio Chillingworth que con sus compañeros. Es asunto digno de investigarse saber hasta qué punto el odio y el amor vienen á ser en realidad la misma cosa.

El Príncipe intenta justificarse, y acusa á su vez al infante Alejandro y al duque Federico, y demuestra, con las frases más enérgicas, el odio que les profesa. El Rey se enternece entonces, y estrecha al Príncipe en sus brazos, esperando mejorarlo con su dulzura.

Por encima de todo, como sentimiento más vivo, asomaba el odio profundo contra el miserable capellán y un deseo irresistible de vengarme de él a toda costa. ¡Quién sabe los proyectos asesinos que en un instante cruzaron por mi imaginación!

Despues pensó en que sin la prision, él sería novio ó marido en aquellas horas, licenciado en Medicina, viviendo y curando en un rincon de su provincia. La sombra de Julî, destrozada en su caida, cruzó por su imaginacion; llamas oscuras de odio encendieron sus pupilas, y de nuevo acarició la culata del revólver sintiendo no llegase ya la terrible hora.

Con este motivo escribió Lope un Nuevo arte de hacer comedias, obrilla interesante para fijar su carácter como dramático, merecedora de que no la pasemos por alto, y de la cual trataremos después . Por este tiempo se vió Lope empeñado en diversas disputas literarias, ocasionadas en lo general por la mezquina envidia de otros escritores menos renombrados, en odio á su fama siempre creciente.