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Actualizado: 12 de junio de 2025
Un hombre era rico ayer y hoy amanece pobre, ó porque las vacas se le mueren de peste, ó porque el río le lleva la tierra ó la siembra de guijarros. Cuando más segura tenemos la cosecha, llega una nube de piedra y nos deja sin nada. Cuando esperamos que una vaca nos dé en San Juan cría, echa un mal paso en el monte y se despeña y se la comen los buitres. Así va todo.
La mujer de Perales, sobre todo, desafina como una cotorra; cuenta lo suyo, lo de los vecinos y hasta lo que no sabe. Su marido se empeña en que relampaguea, y está el cielo sin una sola nube; antójasele que los troncos de los árboles son ladrones y lleva á su costilla agarrada fuertemente por la saya para que no la roben el dinero.
He aquí una sin parasol, que deja flotar al viento una nube de tenues hilitos, coposos, teñidos apenas de un gris plateado. Cinco hilitos se desprenden más largos que los otros y de color de cereza; ondulan, anúdanse y se desanudan, y enlazándose á los cabellos de plata, producen en el agua encantador efecto.
En casa de don Pedro Nolasco se había sabido todo, poco antes de pasar «la nube» que los había aterrado. Habían vivido en la misma angustia que yo hasta muy entrada la noche. Yo referí a Lita las dudas que había tenido en casa del Topero; y aquí fue donde mi tenacidad rayó en impertinencia.
Es negro el corcel mío como nube de otoño; blanca estrella como la aurora brilla sobre su frente; da al viento su crin hermosa, como garzotas ondantes, y sus pies cuatralbos vibran centellas de fuego. Vuela, vuela, bridón mío, el de la estrella blanca; selvas, montañas, abrid paso, dadme lugar. En vano la verde palma se me brinda con sus dátiles y sombra; yo desprecio su hospedaje.
Por más esfuerzos que todos, hasta el mismo Gonzalo, hacían por mostrarse despreocupados, cerníase sobre la mesa una nube negra que obscurecía los semblantes. Después que tomaron el café y descansaron un rato, Gonzalo dijo:. Tío, usted ha salido de la cama para venir aquí. No debe usted sentirse bien... ¿Quiere que se le arregle un cuarto? Creo que le convendría acostarse.
No sabía la joven de cierto si pisaba en el tillo crujiente o en una nube esplendorosa y flotante, o ya en el barco milagroso de Fernando.... Iba alucinada, henchida de felicidad....
Mi presencia en este lugar no despertó al parecer, ninguna atención particular; creí únicamente ver pasar por la frente de la señorita Margarita, una nube de descontento, y me devolvió el saludo con notable sequedad.
Este perfume de flores, esta música me anuncian que no estás lejos. Sr. de Araceli, ¿no la oye usted? Sí, una música encantadora respondí, y era verdad que creí oírla. Ella viene envuelta en la nube que la rodea. ¿No advierte usted la deslumbradora claridad que entra en la pieza? Sí, la veo. Mi amada viene, Sr. de Araceli; ya entra; aquí está.
La cristiandad veía con espanto acercarse el año mil: una especie de terror vago que se cernia como una negra nube sobre todas las naciones de Europa, hacia presentir al Occidente una gran mudanza en el órden de cosas general, que era nada menos que la disolucion del mundo de Carlomagno en el caos para engendrar el feudalismo.
Palabra del Dia
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